domingo, 27 de junio de 2021

Al hilo de... Tantas maneras de colapsar

Si bien parece que va entrando la idea de lo que es y significa el cambio climático -positivo- sobre todo entre instituciones y empresas, más aún, me temo, se cree que el cambio climático es el único grave problema medioambiental que tenemos -negativo-; pérdida de biodiversidad, desertización, etc. etc. están pero no son para tantos.

Los límites de nuestro planeta es un documental de David Attenborough -que se puede ver en Netflix- donde se habla de otros cuantos más problemas medioambientales que nos pueden llevar a la ruina y el colapso, entre otras cosas porque la mayoría de ellos descabalan a los demás y alimentan el desastre: 

Calentamiento global

Pérdida de biodiversidad

Deforestación

El ciclo del agua dulce

El flujo de nutrientes de la tierra: nitrógeno y fósforo

Acidificación de los océanos

Nuevos contaminantes (residuos nucleares, metales pesados, microplásticos…)

Aerosoles (partículas contaminantes en la atmósfera)

Capa de ozono

Casi nada. Si lo teníamos mal, muy mal, con el cambio climático... a ver cómo arreglamos todo esto. Y muchos dirán: ¿a qué ayudan estas informaciones, a llevarnos al desánimo, a la inacción, a rendirnos con tanto pesimismo? A que reaccionemos, a que hagamos algo, porque la inacción y la pasividad la tenemos ya por arrobas, con buenas o malas noticias, mirando de frente o de soslayo a los problemas.

Dejemos un punto positivo, remarcado en el excelente artículo de Manuel Ligero en un sitio de referencia para quien quiere actuar, Climática: lo único que hemos hecho bien en este tiempo, reaccionar rápida y contundentemente contra el problema del agujero en la capa de ozono. No se logró ignorando la realidad  ni con noticias "buenistas".

Leed ese artículo. Si tenéis Netflix, ver el documental pero, por favor, si lo veis, haced algo más después que no sea olvidarlo.

domingo, 13 de junio de 2021

Al hilo de... ¿Por qué vienen?

Hace muy pocas semanas la única noticia que parecía existir junto a la pandemia era un nuevo episodio de la interminable crisis migratoria que a tantos pone el miedo en el cuerpo. Pese a las voces irracionales que hablaban de invasión, era un episodio diferente a los habituales porque se tardó poco en ver que el dictador "hermano", según sus propias palabras, de nuestro rey Emérito, chantajeaba a nuestro gobierno utilizando a las personas, como muchos años atrás hiciera su padre.

Pero al final era la misma historia: personas que huían de donde vivían y querían vivir aquí. Oímos de nuevo que si el "efecto llamada", "la defensa nacional", el "riesgo para nuestras costumbres y tradiciones" o "para nuestro empleo", etc. etc. Lo difícil era encontrar un mínimo análisis sobre porqué vienen por lo que otra vez, y no será la última, trataré de explicarlo, esta vez sobre la narración del sociólogo Javier Raboso, conocedor de la realidad de algunas zonas costeras de África Occidental, donde antes la gente vivía de la pesca, desde los pescadores hasta las procesadoras, pasando por minoristas o vendedores en pequeños mercados. Los cayucos, entonces, se utilizaban exclusivamente para pescar.


La situación es muy distinta ahora: nuestros barcos, los del Primer Mundo, esquilman esas costas con un fin muy determinado. Nuestra acuicultura llena, hasta rebosar, los lineales de los supermercados con peces que, obviamente, necesitan comer y comen harinas de pescado -en una proporción mayor al peso que desarrollan. Esa industria, como nuestro consumo, es insaciable y a cambio esos cayucos necesitan ir más lejos para obtener menos que antes, o simplemente no pueden salir a pescar. Se rompe la cadena: hay menos minoristas, las procesadoras tienen menos trabajo...

Quizá un día, si no lo han tenido que hacer ya, desde Senegal, Gambia y Mauritania tomen el mismo camino que las riquezas de sus aguas y nos pensaremos que, o vienen por gusto o a robarnos lo que es nuestro, sin más análisis que el del miedo.

Y una vez más, tendremos que acudir también a la esquilmación de la naturaleza y el medio ambiente como base de un problema que va estallando poco a poco sin que por ello pierda fuerza hasta que nos depare mares sin peces y personas que quieren sobrevivir.



Hidrógeno verde, una revolución que cambia poco

La primera vez que escribí en Raíz y Rama fue en 2020 y lo hice sobre el coche eléctrico, entonces y ahora uno de los baluartes de la tra...