Pero al final era la misma historia: personas que huían de donde vivían y querían vivir aquí. Oímos de nuevo que si el "efecto llamada", "la defensa nacional", el "riesgo para nuestras costumbres y tradiciones" o "para nuestro empleo", etc. etc. Lo difícil era encontrar un mínimo análisis sobre porqué vienen por lo que otra vez, y no será la última, trataré de explicarlo, esta vez sobre la narración del sociólogo Javier Raboso, conocedor de la realidad de algunas zonas costeras de África Occidental, donde antes la gente vivía de la pesca, desde los pescadores hasta las procesadoras, pasando por minoristas o vendedores en pequeños mercados. Los cayucos, entonces, se utilizaban exclusivamente para pescar.
Quizá un día, si no lo han tenido que hacer ya, desde Senegal, Gambia y Mauritania tomen el mismo camino que las riquezas de sus aguas y nos pensaremos que, o vienen por gusto o a robarnos lo que es nuestro, sin más análisis que el del miedo.
Y una vez más, tendremos que acudir también a la esquilmación de la naturaleza y el medio ambiente como base de un problema que va estallando poco a poco sin que por ello pierda fuerza hasta que nos depare mares sin peces y personas que quieren sobrevivir.
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