domingo, 13 de junio de 2021

Al hilo de... ¿Por qué vienen?

Hace muy pocas semanas la única noticia que parecía existir junto a la pandemia era un nuevo episodio de la interminable crisis migratoria que a tantos pone el miedo en el cuerpo. Pese a las voces irracionales que hablaban de invasión, era un episodio diferente a los habituales porque se tardó poco en ver que el dictador "hermano", según sus propias palabras, de nuestro rey Emérito, chantajeaba a nuestro gobierno utilizando a las personas, como muchos años atrás hiciera su padre.

Pero al final era la misma historia: personas que huían de donde vivían y querían vivir aquí. Oímos de nuevo que si el "efecto llamada", "la defensa nacional", el "riesgo para nuestras costumbres y tradiciones" o "para nuestro empleo", etc. etc. Lo difícil era encontrar un mínimo análisis sobre porqué vienen por lo que otra vez, y no será la última, trataré de explicarlo, esta vez sobre la narración del sociólogo Javier Raboso, conocedor de la realidad de algunas zonas costeras de África Occidental, donde antes la gente vivía de la pesca, desde los pescadores hasta las procesadoras, pasando por minoristas o vendedores en pequeños mercados. Los cayucos, entonces, se utilizaban exclusivamente para pescar.


La situación es muy distinta ahora: nuestros barcos, los del Primer Mundo, esquilman esas costas con un fin muy determinado. Nuestra acuicultura llena, hasta rebosar, los lineales de los supermercados con peces que, obviamente, necesitan comer y comen harinas de pescado -en una proporción mayor al peso que desarrollan. Esa industria, como nuestro consumo, es insaciable y a cambio esos cayucos necesitan ir más lejos para obtener menos que antes, o simplemente no pueden salir a pescar. Se rompe la cadena: hay menos minoristas, las procesadoras tienen menos trabajo...

Quizá un día, si no lo han tenido que hacer ya, desde Senegal, Gambia y Mauritania tomen el mismo camino que las riquezas de sus aguas y nos pensaremos que, o vienen por gusto o a robarnos lo que es nuestro, sin más análisis que el del miedo.

Y una vez más, tendremos que acudir también a la esquilmación de la naturaleza y el medio ambiente como base de un problema que va estallando poco a poco sin que por ello pierda fuerza hasta que nos depare mares sin peces y personas que quieren sobrevivir.



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