domingo, 27 de febrero de 2022

Doble trabajo para defender el medio ambiente

Las personas que por uno u otro motivo llevan décadas defendiendo el medio ambiente y la naturaleza y esforzándose en que todo no se vaya al traste han enfrentado siempre la incomprensión y la indiferencia de quienes no entendían o no querían entender lo que explicaban y porqué lo explicaban. También han sufrido la animadversión de personas o sectores a los que sus propuestas y discursos mermaban privilegios o beneficios. Se encontraban así en un erial que tenían que recorrer con el poco apoyo de algunos éxitos aislados y de las otras personas comprometidas en esa lucha.

Las cosas han cambiado en los últimos tiempos: los hechos, que nos van golpeando en la cara, hacen más fácil hoy en día explicar el qué y el porqué y encuentran mayor respuesta en algunas personas y sectores, ya sea por pura supervivencia. La animadversión, en cambio, aumenta, porque las propuestas son ya hechos, y su envergadura, ante la gravedad de nuestra inacción de tantos años -que no cesa, no obstante- las hace más drásticas. El erial sigue siendo erial, pero a veces corre una brisa pero...

A ese trabajo de siempre se ha unido otro que consume fuerzas, energía, ánimo toda vez que la sociedad, las empresas, los gobiernos se han hecho "supuestamente" sostenibles, ecológicos, comprometidos contra el cambio climático, etc. etc. Toca ahora, a quien quiera continuar o iniciar su defensa del medio ambiente -de quienes lo habitamos, vaya- dedicar mucho de su tiempo a destapar mentiras y mentirosos, a señalar la hipocresía de grandes destructores de la naturaleza que abanderan la lucha medioambiental -siempre ganando-, falsas prácticas que favorecen a la naturaleza aunque la siguen machacando y ofreciendo ganancias económicas a sus promotores, modos y maneras de empresas y gobiernos montados exclusivamente para lavar su imagen, etc. etc. etc.

Porque no, el gas y la energía nuclear no son "energías verdes" como pretende la Comisión Europea, no, señor presidente Sánchez, no es compatible estar completamente comprometido contra el cambio climático y defender a ultranza el consumo de carne -o lo uno o lo otro-, no, no se puede hablar de "parque verde" en el transporte urbano madrileño por tener 1.552 autobuses que funcionan con gas -combustible fósil y emisor de CO2-, no, Iberdrola, no se puede considerar uno líder global en acción climática por invertir dinero, también, en energías "renovables" para seguir rompiendo recórds de beneficios... Y así una, literalmente, interminable lista de falsedades, medias verdades, sucias mentiras y personas, empresas y gobiernos que definen perfectamente el concepto "sin vergüenza".

No es por desanimar a nadie, pero quien se quiera sumar a la lucha por el medio ambiente y la naturaleza -y no hay otra, si queremos llegar a alguna parte- debe ser consciente de que se va a pluriemplear -y además gratis et amore- por tiempo indefinido. 

Hidrógeno verde, una revolución que cambia poco

La primera vez que escribí en Raíz y Rama fue en 2020 y lo hice sobre el coche eléctrico, entonces y ahora uno de los baluartes de la tra...