sábado, 4 de julio de 2020

Libros que se leen con una sola mano. Los monocultivos que conquistaron el mundo

Nazaret Castro, Aurora Moreno y Laura Villadiego -integrantes del colectivo de periodistas independientes especializadas en consumo, Carro de combate- nos traen un trabajo que les ha llevado años y en el que, además de ofrecernos datos e información rigurosa, nos muestran la cara humana de estos temas, gracias a su recorrido en ese tiempo por medio mundo. 
Azúcar, palma aceitera y soja son tres "monarcas agrícolas" que se han ido extendiendo por todo el planeta con monocultivos que, o bien necesitan de la deforestación para su producción, o han cambiado los usos del terreno que antes pequeños campesinos y campesinas utilizaban para alimentarse o vivir de sus cosechas. Estos campesinos, en muchos casos, dejan de poseer tierras y son asalariados de grandes multinacionales. De una manera u otra, su dependencia  de éstas es total.

Estos tres monocultivos -obviamente, no los únicos- conllevan, como cualquier otro -el problema no es la planta en cuestión, sino la manera de producirla, nos dicen-; destrucción de la biodiversidad -tanto de otras especies como de las propias variedades de sus cultivos...- Una
reducción de la diversidad biológica pone en riesgo nuestra seguridad alimentaria ante plagas y enfermedades, facilita los incendios forestales, aumenta las emisiones de CO2, etc.
Los argumentos habituales para justificar la expansión de este tipo de cultivos quedan en entredicho en este libro: alimentar al mundo... cuando la mayor parte de la producción puede acabar en el engorde del ganado, la producción de agrocombustibles -Cuando los automóviles comen nuestras cosechas y los humanos comemos petróleo, es el atinado título de uno de sus apartados-, endulzando todo tipo de alimentos procesados -incluso los salados- o en la cosmética.
La creación de empleo tampoco los justifica cuando estos cultivos prescinde de mucha mano de obra -además de estar asociados a la falta de derechos laborales- y la riqueza que genera no es creíble cuando se pasa de los datos monetarios a los reales, donde contaminación, problemas de salud o desertización restan.

Acuerdo de fusión entre DuPont y The Dow Chemical
Asusta más aún el riesgo de estos monocultivos cuando vemos que todo el negocio que genera -que no se queda en la propia producción, pues consiste en una cadena cerrada de commodities, semillas, fertilizantes, insecticidas, distribución- está en manos de un número cada vez más reducido de empresas, que además se compran o fusionan entre sí, por lo que nuestra alimentación -en cantidad, precio, variedad- cada vez depende más de unos pocos consejos de administración y de un grupo muy reducido de personas.
Las secuelas de estos monocultivos son agotamiento de tierras de cultivo, contaminación de tierras y aguas, creación de residuos desaprovechados y un impacto descomunal sobre poblaciones locales que nunca volverán a ser las mismas.

Este libro, como suele deparar el trabajo de sus autoras, busca y encuentra alternativas, que las hay, para un mundo que necesita alimentarse y que aloja a millones de personas que sufren desnutrición, pero que no puede encontrar la solución en cultivos que bloquean las fuentes de producción y que eliminan a los verdaderos productores de alimentos, mientras una ingente cantidad de esos alimentos que podrían acabar con las hambrunas, se convierten en desperdicios, en muchas ocasiones ni siquiera utilizados como abonos, pues quitarían negocio a las grandes multinacionales del complejo agronegocio.

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