domingo, 29 de noviembre de 2020

Al hilo de... Las migraciones climáticas y el sector privado europeo

A estas alturas no habría que insistir en que los emigrantes que llegan a nuestro país no lo hacen por capricho, ni por aventura ni para aprovecharse de nuestros privilegios... pero hay gente que lo cree. Con tanta ignorancia encima puede que les cueste asumir que no sólo, en la mayoría de los casos, quien arriesga su vida y lo deja todo para llegar aquí lo hace obligado por circunstancias, entre otras, medioambientales: desertización, sequía, inundaciones, guerras por la disputa de los recursos, sino que todas estas causas tienen, también en muchos casos, que ver con empresas europeas.

El papel del sector privado europeo ante las migraciones climáticas, informe de la Fundación ECODES, nos hace reflexionar sobre las verdaderas causas de uno de los mayores problemas humanitarios de nuestro país y vuelve a demostrar que la degradación del medio ambiente no nos puede ser ajena aunque queramos.

Un 10% de la población -obviamente la más rica- emite más de la mitad del CO2 mientras la mitad de la población, la más pobre, emite sólo un 7% El reparto de las consecuencias viene a ser inversamente proporcional por lo que los que menos emiten muchas veces tiene que huir de su tierra y llegar, a lo que les den, a la de los que más emiten. Europa, aunque destaca en su preocupación por el medio ambiente, no es ajena a esa injusticia social climática: aunque su ámbito de actuación no sea necesariamente Europa,  muchas de sus principales empresas lideran las emisiones de CO2 o degradan la naturaleza con la explotación de sus recursos (REPSOL, Royal Dutch Shell, BP, Total... España, Paises Bajos, Reino Unido, Francias...), alteran ecosistemas fundamentales para la vida de mucha gente con sus construcciones (ACS), dejan sin recursos a sus habitantes mediante monocultivos de agrocombustibles, provocan grandes incendios con la producción y compra de carne, etc. etc.

Sin duda, para quienes ven a los emigrantes como delincuentes, les resultará inaudito que, al final, mucha de la culpa de que vengan la tienen todas esas empresas europeas que veneramos. Sencillamente, no lo creerán, ahondando en su ignorancia.

domingo, 22 de noviembre de 2020

Apuntes para un libro vivo. Preguntar por la salud y hablar del tiempo

Las dos acciones que dan título a esta entrada son, seguramente, los recursos más utilizados para cuando no se sabe de qué hablar, para romper el hielo en una conversación, para entretener un momento con un desconocido o comenzar a hablar con alguien tras mucho tiempo sin contacto.

Con la que está cayendo, preguntar por la salud, antes de iniciar cualquier conversación tras una período de incomunicación -incluso breve- con alguna persona conocida ya no es una costumbre, sino una obligación. Queremos saber cómo se encuentra la otra, o su familia, si, antes de entrar en materia, ha sufrido o sufre al dichoso coronavirus o, aun sin sufrirlo, cómo le está sentando toda esta situación casi inacabable. Nos preocupa la salud, en definitiva, más la propia pero también la ajena. Personalmente o a nivel de nuestras autoridades -aunque en el fondo no lo parezca- afirmamos que "la salud es lo primero"

En cambio no hablamos del tiempo. De este tiempo que estamos sufriendo, aunque creemos disfrutarlo, de temperaturas escandalosamente suaves ya casi en diciembre. Ni hablamos ni nos preguntamos qué consecuencias puede tener... Tal vez porque, en principio, y unido a la pandemia, este clima está resultando excelente: se puede seguir haciendo cola en la misma calle, sin frío ni lluvia, las terrazas pueden seguir siendo el aliviadero a tantísimas restricciones. Pero ni hablamos ni nos preguntamos por la situación de sequía, las escasísimas lluvias, los pantanos en niveles bajos -si es que algún telediario se digna nombrarlos- Lo obviamos, porque ni un sólo día -salvo algún problema de obras- deja de salir agua del grifo, de la ducha...

Es lo normal disponer siempre de agua -en algún sitio la fabrican, suponemos, alguien se ocupará siempre de que nunca nos falte-, era lo normal ir a un bar cuando quisiéramos, ver la cara de la gente por la calle, juntarse con quien se quisiera cuando se quisiera...

sábado, 7 de noviembre de 2020

Al hilo de... Catástrofe medioambiental, catástrofe económica

Mientras toda persona que crea en el futuro de este planeta puede dormir un poco mejor esta noche, tras saberse que algo tan nocivo para el medio ambiente -entre otras cosas- como Donald Trump ya no estará en la Casa Blanca, nos llega desde aquel mismo país una evidencia más de que lo del medioambiente es más serio de lo que muchos creen... los que sólo miden la gravedad de las cosas por su impacto económico, por las décimas o enteros del PIB que se come.

California ha encadenado este año los peores incendios de su historia, lo que ha quemado millones de hectáreas, árboles, animales... Hasta aquí todo normal, más aún con la pandemia que está cayendo, si acaso un poco sobrecogedor comer viendo en la tele esos fuegos casi apocalípticos... Pero la cosa va más allá, porque esos incendios -directamente relacionados con las impresionantes temperaturas sufridas en la zona, directamente relacionadas con el cambio climático- han provocado miles de millones de dólares en pérdidas y golpean la economía del Estado además de asegurar sufrimiento en las zonas más pobres de California y Oregón.

Como decía una canción de hace años ya: "la teoría me aburre, la realidad me hace fuerte" El desastre medioambiental dejó hace mucho de ser cuestión de opiniones y sus evidencias son cada vez más aplastantes.


Hidrógeno verde, una revolución que cambia poco

La primera vez que escribí en Raíz y Rama fue en 2020 y lo hice sobre el coche eléctrico, entonces y ahora uno de los baluartes de la tra...