El papel del sector privado europeo ante las migraciones climáticas, informe de la Fundación ECODES, nos hace reflexionar sobre las verdaderas causas de uno de los mayores problemas humanitarios de nuestro país y vuelve a demostrar que la degradación del medio ambiente no nos puede ser ajena aunque queramos.
Un 10% de la población -obviamente la más rica- emite más de la mitad del CO2 mientras la mitad de la población, la más pobre, emite sólo un 7% El reparto de las consecuencias viene a ser inversamente proporcional por lo que los que menos emiten muchas veces tiene que huir de su tierra y llegar, a lo que les den, a la de los que más emiten. Europa, aunque destaca en su preocupación por el medio ambiente, no es ajena a esa injusticia social climática: aunque su ámbito de actuación no sea necesariamente Europa, muchas de sus principales empresas lideran las emisiones de CO2 o degradan la naturaleza con la explotación de sus recursos (REPSOL, Royal Dutch Shell, BP, Total... España, Paises Bajos, Reino Unido, Francias...), alteran ecosistemas fundamentales para la vida de mucha gente con sus construcciones (ACS), dejan sin recursos a sus habitantes mediante monocultivos de agrocombustibles, provocan grandes incendios con la producción y compra de carne, etc. etc.
Sin duda, para quienes ven a los emigrantes como delincuentes, les resultará inaudito que, al final, mucha de la culpa de que vengan la tienen todas esas empresas europeas que veneramos. Sencillamente, no lo creerán, ahondando en su ignorancia.
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