domingo, 17 de enero de 2021

Al hilo de... Renovables que necesitan materiales que no lo son


Por mucho que las necesitemos, por mucho que nos puedan gustar, no podemos obviar, como se hace continuamente, la supeditación de las mal llamadas energías renovables a materiales finitos, no renovables. De ahí mi insistencia en el libro en no utilizar el término "energías renovables" -mucho menos "verdes" o "limpias"- y llamar a las cosas por su nombre: energía de fuentes renovables -el Sol, el viento, el agua... 

En su número de Enero-Febrero, La Marea informa de varios estudios cuyos datos dejan claro que, nos guste o no, el imprescindible abandono de las energías fósiles, la contención del aumento de temperatura en 1,5 grados necesita, también de manera imprescindible, un altísimo pago contra el medio ambiente, en muchos casos técnicamente imposible, para aumentar exponencialmente la producción de energía solar y eólica.

Para que molinos eólicos, paneles solares, coches eléctricos y demás sean construidos y funcionen se necesitan minerales y metales como litio, cobalto, neodimio, níquel... 

La producción de éstos debería aumentar, para cubrir la demanda necesaria, así:

-Litio, entre un 1.565% y 8.845%

-Cobalto, entre un 679% y 1.788%

-Neodimio, entre un 369% y un 592%

-Níquel, entre un 119% y 313%


Pero hay más: si estos crecimientos se antojan casi imposibles... en el caso del litio, cobalto y níquel simplemente lo son porque agotarían las reservas conocidas...

Urge un replanteamiento por todos -muy especialmente los ecologistas- de lo que son las energías renovables y hasta dónde podemos llegar con ellas y cuánto puede haber de verdad en la "transición ecológica" y en la realidad de poder frenar el calentamiento global sin romper nada más.



domingo, 3 de enero de 2021

Apuntes para un libro vivo. El coche eléctrico, una falsa alternativa ecológica

Tras décadas de advertencias, evidencias, noticias, etc. sobre el impacto humano en el medio ambiente y la naturaleza, el daño para estos y sus consecuencias nefastas para nuestra vida y el planeta, estamos empezando a creernos que todo aquello que nos decían –alteración del clima, agotamiento del petróleo, consecuencias para nuestra salud, por ejemplo- era cierto. Lo hacemos, eso sí, después de que las consecuencias del deterioro medioambiental comienzan a ser evidentes, tangibles, y nos saltan a la cara, llegan hasta nuestras propias casas y resultan tan obvias que no necesitamos ningún informe ni estudio para creernos que algo está pasando, para sospechar que algo estamos haciendo mal, si bien ese maltrato al planeta lleva años causando sufrimiento a millones de personas en otras latitudes.

Ante esta situación estamos reaccionando y buscando desarrollar alternativas en todos los ámbitos de nuestra existencia: producción, consumo, transporte, energía, alimentación… Nos cuesta poco nombrar a esas alternativas como ecológicas, verdes, limpias… pero, en determinados casos, un análisis  reposado nos puede llevar a la conclusión de que las cosas no son como parecen e, incluso, algunas de esas alternativas pueden resultar contraproducentes para lo que se pretende.

A mi entender, y al de otras personas, el coche eléctrico, en pleno “boom” expansivo, es uno de esos casos.

El coche eléctrico tiene grandes e indiscutibles ventajas: no emite CO2 al circular, reduce notablemente la emisión de partículas peligrosas para nuestra salud, son mucho menos ruidosos que los convencionales y aprovechan mucho mejor la energía que reciben, resultando hasta seis o siete veces más eficientes que los que se mueven con derivados del petróleo. Hasta ahí todo correcto… hasta que abrimos el plano.

Parece de perogrullo, pero hay que recordar que el coche eléctrico consume energía para moverse: energía eléctrica que ha de producirse utilizando diversas fuentes energéticas. En función del tipo de fuentes utilizadas, el coche eléctrico estará emitiendo CO2 en mayor o menor medida; éste no saldrá por su

Hidrógeno verde, una revolución que cambia poco

La primera vez que escribí en Raíz y Rama fue en 2020 y lo hice sobre el coche eléctrico, entonces y ahora uno de los baluartes de la tra...