domingo, 15 de julio de 2018

Los libros de mi libro. El hambre que viene

Los títulos de Paul Roberts no dan para alegrías pero resultan mucho peores sabiendo que este periodista trabaja los temas que trata en profundidad, con rigor y completa independencia y nos podemos fiar de lo que cuenta.
A El fin del petróleo siguió El hambre que viene, un libro inquietante sobre una realidad objetiva: el sistema que ha producido más comida que en toda nuestra historia no puede durar siempre, entre otras cosas porque se ha sustentado en un consumo insostenible de recursos que lo tiene seriamente tocado mientras ha dañado gravemente el medio ambiente del que vivimos y pone cada vez más en jaque nuestra salud.

El actual sistema derrocha recursos que en muchos casos no se transforman en alimentos sino que se pudren en el campo, en los vertederos o en nuestros cubos de basura. Está controlado por pocos, que someten a productores y minoristas a su antojo y que en una competencia casi enloquecida necesitan precios cada vez más baratos que no nos pueden garantizar siempre la seguridad sanitaria de lo que comemos.
Mientras, muchas crisis sanitarias provienen de cómo producimos lo que comemos, convirtiendo a los animales en meros objetos industriales, la demanda no deja de crecer y los lugares de los que podemos alimentarnos son cada vez más escasos.

El hambre que viene no es el libro de un agorero sino la evidencia del callejón en el que nos vamos metiendo y que se va quedando con dos salidas, eso sí, o no tener alimentos suficientes o no poder pagarlos.
El resultado es igual de desalentador  

domingo, 8 de julio de 2018

Apuntes para un libro vivo. La otra transición energética

Transición energética es una expresión que cada vez se escucha más y que buscaría la inevitable -y durante mucho tiempo reclamada- necesidad de cambiar la base del modelo energético -combustibles fósiles- por otro tipo de energías -principalmente las basadas en fuentes renovables-, lo que necesariamente afectaría también al modelo productivo y de consumo y, en suma, al modelo económico. Esta transformación vendría obligada por el agotamiento de los combustibles fósiles -en su mayor parte- y de su inequívoca contribución al inequívoco cambio climático.
Más aún, el nuevo gobierno ha creado un ministerio -de Transición Ecológica- que además de ocuparse de los asuntos de medio ambiente tiene una acción preferente en adaptar la economía al nuevo modelo energético. 

Pero a la par se está dando otra transición energética que tiene por principal objetivo seguir obteniendo beneficios con lo nuevo sin desechar lo viejo. De la misma manera que entusiasmados partidarios del CO2 se postulan ahora como los grandes descarbonizadores, los que han hecho negocio con el petróleo se apuntan también decididamente por sus alternativas, eso sí, sin dejar del todo el negocio de siempre.
El excelente suplemento de noticias sobre medio ambiente de La Marea lo dibujaba muy bien esta semana:

mientras en la R.D. del Congo, ese país de infinitos recursos y sufrimientos producidos por su saqueo, se podrían abrir dos reservas naturales a las prospecciones petrolíferas, empresas petroleras irrumpen con fuerza en el negocio de los coches eléctricos 
Hace ya meses Repsol, Pemex, Total, BP, Shell y cinco grandes petroleras más han dejado sus diferencias para unir fuerzas de cara a todo lo que suene a energías renovables. Obviamente son los mismos que han mantenido desde siempre las bonanzas del petróleo y enfrentado a los alocados ecologistas y científicos que hablaba del cambio climático. Y, por supuesto, esa apuesta no implica el abandono de las extracciones petrolíferas que mantendrán, como buenos soldados, hasta la última gota... de crudo.    

domingo, 1 de julio de 2018

Apuntes para un libro vivo. El medio ambiente a broma

Veía el domingo pasado en un conocido programa de televisión cómo la presentadora y un conocido meteorólogo hablaban de las previsiones de calor para la semana entrante. Estas anunciaban días -y noches- de mucho calor, como en lo peor del crudo verano recién comenzado. Los datos dieron lugar a una sucesión de chanzas del tipo "nos vamos a asar", "yo ya he preparado el botijo" y similares en un tono divertido ante la situación que se avecinaba -y que de momento hemos superado, estando ahora mismo en unos días relativamente suaves. 

No es raro encontrar reacciones de este tipo desde el ciudadano de a pié hasta, como es el caso, profesionales de la información o la meteorología: las altísimas temperaturas se toman a broma, parecen simples anécdotas que no van con nosotros más allá de para "hablar del tiempo"

Sin duda no bromearíamos de la misma manera con algo que causara miles de muertos y millones de euros de pérdidas... pero es que el calor ha producido en España más de 13.000 muertes entre 2000 y 2009 y más de mil millones de euros de pérdidas. Como bien sabemos los años posteriores son de una sucesión de "año más caluroso en lo que va de siglo"... ¿cuántas personas más habrán muerto en esos años, sin hablar de favorecer enfermedades, provocar daños a la agricultura, a la fauna, a las reservas de agua...?

Nos tomamos el medio ambiente a broma en demasiadas ocasiones... y al medio ambiente, en el fondo, le da igual. Es a nosotros mismos a quienes no nos tomamos en serio si convertimos lo que le afecta y lo que le hacemos en anécdotas o simples temas de conversación.

Fuente: EFE VERDE  
https://www.efeverde.com/noticias/las-olas-calor-causado-mas-13-000-muertes-espana-decada/

Hidrógeno verde, una revolución que cambia poco

La primera vez que escribí en Raíz y Rama fue en 2020 y lo hice sobre el coche eléctrico, entonces y ahora uno de los baluartes de la tra...