Esta semana la tragedia llegaba a Sant Llorenç, en Mallorca, dejando gravísimos costes económicos y humanos e impactando a la opinión pública, que ha dado múltiples muestras de solidaridad.
Entre las escenas impactantes y los datos impresionantes se han colado también las explicaciones sobre la suma de hechos que habían provocado la catástrofe al caer en pocas horas 233 litros de lluvia: la gota fría, el viento del Este muy cálido y húmedo y el aire frío en capas altas de la atmósfera. Algo muy improbable que solamente ocurre cada muchos años... ¿Una desgracia?
Lo que se ha oído poco ha sido la voz del geógrafo Alfredo Ollero, una voz en el desierto a la hora de advertir sobre inundaciones -causas y prevención- y el continuo maltrato al que sometemos a los ríos:
"la cuenca es un torrente que baja hasta Sant Llorenç, muy parecida a la del camping de Biescas, donde tuvimos también aquella desgracia hace 22 años", decía en RNE referido a la cuenca desde la que había descendido el agua. En relación a la ubicación de la zona afectada también era muy claro:
"Está localizada íntegramente en zona inundable, en la que además el cauce tiene muy poca capacidad. De manera natural tiene una capacidad muy escasa, pero además tiene una canalización que circula por el centro de la localidad de unos 12 metros de anchura y un metro de profundidad. Se trata de una canalización que realmente es incapaz de evacuar el agua que cayó"
"Está localizada íntegramente en zona inundable, en la que además el cauce tiene muy poca capacidad. De manera natural tiene una capacidad muy escasa, pero además tiene una canalización que circula por el centro de la localidad de unos 12 metros de anchura y un metro de profundidad. Se trata de una canalización que realmente es incapaz de evacuar el agua que cayó"
Nuestro país está lleno de lugares semejantes, con urbanizaciones en zonas inundables de ríos, casas obstruyendo torrentes secos, rotondas que provocan inundaciones a poco que llueve. Y, aunque olvidamos pronto, son frecuentes los desastres, mayores o menores, que esto provoca, unas veces debido a lluvias torrenciales y otras con mucho menos.
Nadie, obviamente, pide responsabilidades por ésto. Y "ésto" es que que ni conocemos la naturaleza ni la queremos conocer, que obviamos cómo funciona, que en nuestra continua falta de respeto hacia ella llegamos a desconocer lo que es un río, que no es solamente su cauce, que no es simplemente un canal muerto que traslada agua de un sitio a otro. Y que todo lo que le hacemos al lugar en el que vivimos, éste nos lo devuelve, quizá con creces, antes o después.
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