París fue una fiesta tras su "Acuerdo" para combatir o suavizar los efectos del cambio climático en 2015. Durante esos días se había asumido por la inmensa mayoría de los países asistentes la realidad del cambio climático, su gravedad y la urgencia de actuar. Se había hablado de grados centígrados y maneras de controlar la subida de cada uno de ellos o de sus mitades, si hacía falta.
El colofón fue la imagen de decenas de líderes políticos a los que sólo faltaba besarse, satisfechos por lo conseguido y encantados de haberse conocido pero... ¿cuál es la cruda realidad?
2018, nueva cumbre, esta vez en Katowice (Polonia) tras las de Marrakech y Bonn... Oportunidades, momentos históricos para la Humanidad y, en el fondo, seguimos dándole vueltas a lo mismo, como si no hubiera prisa, como si la dilación no costara vidas y consumiera futuro; seguimos sin concretar, sin coordinarse los países a la hora de actuar... tras aquella cumbre de París donde los grados de temperatura y las toneladas de CO2 parecían manejarse como si fueran figuras del ajedrez.
Natalie Sauer (www.climatechangenews.com/) deja claro en su artículo publicado en La Marea, a base de preguntas y respuestas, dónde está y cómo va esto de las cumbres del clima.
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