
Con este reportaje que publica la excelente revista Ballena Blanca, queda más claro aún. Todoterrenos híbridos enchufables de "cero emisiones" -que por ello se benefician de las "gracias" que se conceden en ciudades a estos vehículos como poder circular por toda la ciudad, descuentos en aparcamientos, autopistas e impuestos, acceso al carril BUS/VAO- SÍ emiten CO2, incluso en las pruebas de laboratorio, donde se crean unos escenarios "demasiado" teóricos y, por supuesto y más, en la circulación real.
Pero este reportaje recoge otra noticia más grave aún, que no es ninguna sorpresa para cualquier persona observadora que camine por las calles o circule por carretera: cada vez se compran vehículos más grandes -el 44% de las ventas son SUV.
La minoría son eléctricos o híbridos -aquí cabría el autoengaño de "es más grande pero contamina menos"-; el resto, contaminadores natos.
Este comportamiento hace dudar de que sirva de mucho la enorme y detallada información de la que disponemos sobre el gravísimo problema de las emisiones de CO2, el cambio climático y la contaminación, si hacemos lo contrario de lo que es urgente hacer.
Saber más no parece hacernos más sabios.
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