domingo, 28 de julio de 2019

Apuntes para un libro vivo. Antes de que aquí hiciera muchísimo calor

Pues sí, ya nos lo vamos creyendo. Todo tipo de aberraciones climáticas cada dos por tres por el Sur de Europa, cada año el verano más caluroso desde que se empezó a medir, temperaturas como nunca, más arriba, en Francia, Alemania... Que va a ser verdad lo que nos advertían hace 25 años o más, que no es que vaya a pasar esto o lo otro para dentro de muchos años, que es que está pasando...
Pero, ¿y todo lo que ya ha pasado, toda la gente que viene sufriendo el cambio climático desde hace años, a los que no hemos prestado atención porque, seguramente, no nos importa si no nos pillaba?

La guerra de Darfur no la conoce casi nadie, la ONU la considera la primera guerra climática con sus cientos de miles de muertos. Surge del choque entre pastores del Norte sin pastos en sus tierras para su ganado que bajan hasta el Sur, donde viven agricultores.
Pero ésto mismo se va replicando desde hace tiempo en
muchos otros lugares de África, a menor escala pero con visos de convertirse en lo mismo: un enfrentamiento parecido en Nigeria que dura desde el final de siglo pasado ha provocado miles de muertos y cientos de miles de desplazados.
Ahora nos hablan de crueles enfrentamientos que salpican diferentes países africanos -ver enlace al final-: matanzas en Mali, Burkina Faso... Un mar de agua dulce como el lago Chad hace mucho que ha quedado en casi nada y condicionado la vida de millones de personas cuya principal fuente de agua era ésta...

Pero todo ésto apenas nos ha importado si en la noticia no aparecían europeos u occidentales afectados. No relacionamos, no queremos relacionar, todo ello con los miles de refugiados que nos llegan, gastando recursos y tiempo en evitar que lleguen, aunque les cueste la vida, en cómo expulsarlos lo antes posible.
Nos va tocando -y somos los principales responsables de lo que pasa- y nos tocará mucho más, pero antes muchos otros lo han sufrido y lo seguirán sufriendo, y en peores circunstancias, cada vez que aquí nos asemos de calor o las lluvias torrenciales en nuestras ciudades sean noticia.

domingo, 21 de julio de 2019

Al hilo de... Climática, periodismo medioambiental de verdad


En mi libro soy bastante crítico con la actitud de los medios de comunicación frente a los problemas medioambientales -creo que la periodista Anna Grimau lo resumió muy bien en la reseña que hizo para RNE-Radio5-. Pasado ya un tiempo desde su elaboración y publicación, sigo pensando lo mismo y, si acaso, la cosa ha empeorado.
Nos cuentan que viene una ola de calor con mucha antelación, nos dicen que bebamos agua, que no nos pongamos al Sol... En el mejor de los casos, nos informan de todos los desastres, de protestas por su degradación pero, salvo honrosas excepciones, se quedan en lo superficial, en el titular impactante, en la anécdota, a veces hasta divertida, sin aplicar el rigor ni darle la importancia que de verdad tienen estas noticias.

Diría más: tienen una responsabilidad, que incumplen, en poner en la palestra, en difundir, de manera prioritaria por su importancia, la gravedad de lo que está ocurriendo y sus terribles consecuencias -¿imaginamos un seguimiento de la degradación medioambiental similar al continuo machaqueo sobre la investidura, tertulias de expertos incluidas? Imposible.

Entre medias ha surgido hace poco una web especializada en el calentamiento global y el cambio climático,





desde el periodismo de calidad. Viene desde un pequeño medio, La Marea, lo que hace más loable aún la iniciativa y debería avergonzar a tantos medios de comunicación que manejan presupuestos enormes y que se limitan a gastarlos en corresponsales a "pié de temporal" sin profundizar en nada.

Climática tiene todos los visos de convertirse en un lugar de referencia, riguroso, denso, para quienes seguimos los problemas medioambientales en serio, y de información, como medio para transformar las cosas, para quienes aspiran a a reaccionar ante lo que pasa.


sábado, 13 de julio de 2019

Al hilo de... Sin límites

Se acaba de conocer un estudio de la Universidad de Murcia que nos sitúa como los europeos con mayores niveles de mercurio en nuestro organismo, debido al consumo de pescado. Si bien esos niveles "no tienen efectos directos sobre la salud"  son "niveles muy altos que hay que vigilar"
El consumo de atún y pez espada sería el mayor responsable y, sin dejar de consumirlos, la recomendación, en el caso del atún, es no superar las dos "latillas" -el popularísimo y recurrido producto, más aún en estas fechas- de atún a la semana. Como en otras situaciones, niños y embarazadas tienen más riesgos sobre su salud por consumir pescado.

Pero, más allá de la importancia de la noticia y de cómo afecta a nuestra salud, debería servir para reflexionar sobre nuestro ilimitado poder contaminante. Que algo tan inmenso como los mares alberguen semejante nivel de contaminación por un metal deja muy claro que no hay límite para nuestra capacidad de contaminar cualquier lugar del planeta, por inmenso o lejando que resulte. Lo estamos viendo en muchos otros casos, es una labor silenciosa, lenta, basada en pequeñísimas aportaciones -si esto es muy chico, ¿qué pasa porque lo tire?- y de efectos irreversibles e incontrolables, como casi todo lo que hacemos contra el medio ambiente.

No tenemos límites para contaminar, reaccionamos tarde y mal -y son muchos los que se oponen sistemáticamente a los intentos de arreglar las cosas, como vemos con Madrid Central-. El resultado de esa operación -ilimitados para controlar, lentos para reaccionar- es sobrecogedor.



Los españoles son los europeos con más mercurio en su organismo


Hidrógeno verde, una revolución que cambia poco

La primera vez que escribí en Raíz y Rama fue en 2020 y lo hice sobre el coche eléctrico, entonces y ahora uno de los baluartes de la tra...