Sabido es, y repetido e ignorado, que la contaminación mata con mucha más efectividad que otros peligros de los que nos cuidamos mucho. Pero está asociada a efectos lentos e inapreciables...
El adjunto estudio -y la noticia- nos sorprende porque demuestra que, en muchos casos, para que sus efectos letales acaben con nosotras no hay que esperar años y años, especialmente en grandes urbes. El aumento de partículas en suspensión (PM10 y PM2,5, que pueden penetrar en el torrente sanguíneo) aumenta los índices de mortalidad DIARIA.
"Ya no hacen falta más estudios para demostrar algo que es obvio. No buscar medidas para reducir el tráfico en las ciudades carece de sentido"
comenta un estadístico del CSIC, participante en la elaboración del estudio publicado en la prestigiosa revista científica médica New England Journal of Medicine. Lástima que tanta gente y tantos políticos no tengan la mala costumbre de leer.
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