domingo, 6 de octubre de 2019

Al hilo de... Las cosas claras si queremos cambiar algo (II) Dossier de La Marea sobre crisis climática

Una de las grandes asignaturas pendientes -que quedan siempre para septiembre- del activismo ecologista o, simplemente, de quien quiere darle la vuelta al deterioro medioambiental -analizado en mi libro, por cierto- es movilizar realmente a la sociedad, preferiblemente después de que ésta se conciencie. Que como individuos, grupo, país reaccionemos de una vez por todas.
Vemos cada vez más manifestaciones, convocatorias, gente en la calle. Actos más o menos multitudinarios y todo ello es estupendo, anima, para continuar, para ir a más... pero en cuanto miramos un poco más allá vemos a un porcentaje mínimo en la calle, a una minoría concienciada y actuando en sus casas, en sus trabajos, en su vida normal frente a una mayoría que cada vez consume más y cada vez se lleva más por actos -consumo, transporte, etc.- que agrandan el problema.

En el citado suplemento, Julia Steinberger, profesora de Economía ecológica en la Universidad de Leeds, da unas claves poco frecuentes para que se actúe, sin postureos ni modas, con la urgencia que se necesita -esa emergencia climática de la que se hablaba en la anterior entrada.

Por una lado tenemos el conformismo que inmoviliza: que un centenar de empresas sean responsables del 71% de las emisiones de CO2 lleva a mucha gente a pensar ¿de qué puede valer lo que yo haga? Pero, ¿quién le compra a esas empresas, en quién se fijan sus departamentos de marketing, de investigación sociológica para fabricar una cosa u otra, de una u otra manera? ¿No cambiarían sus formas si la gente empezara a comprar de otra manera, a preguntar de dónde viene tal cosa, cuánto nos ha costado realmente u optaran por alternativas respetuosas con el medio ambiente? Sin duda que sí, y eso sólo lo puede hacer cada una, cada día, desde el sitio que ocupa.

Por otro, dice Julia Steinberger -con más razón que un santo-: Las personas no entran en acción solo porque ven humo; entran en acción porque ven a otras corriendo con cubos de agua. Y añade: No es suficiente decirle a la gente que deben preservar el medio ambiente; las personas tienen que ver que lo hacen las demás.
En referencia a la primera frase... quizá no hay que concienciar y explicar tanto... que también. 
No hay duda de que puedes dar mil charlas, ofrecer un millón de datos contrastados, razonar, dialogar... pero un montón de coches amontonados por las inundaciones -coches como el tuyo, como el que te quieres comprar- harán mucho más efecto que todo lo anterior para reaccionar ante lo que pasa.
Sobre la segunda... Me pongo de ejemplo: estoy harto de grandes frases de políticos, de grandes intenciones de empresas y organismos, de acuerdos sin presupuestos, etc. etc. etc. Vaya, de "buenas intenciones" y nulas realidades. Decir y hacer es lo que nos da la impresión de que hace falta actuar; ver lo que se hace, que las cosas se pueden hacer.

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