domingo, 13 de octubre de 2019

Al hilo de... Las cosas claras si queremos cambiar algo (y III) La Marea, núm. 72

Para acabar esta trilogía sobre lo publicado en el número 72 de la revista La Marea sobre medio ambiente, me salgo del dossier citado en los dos anteriores para fijarme en la entrevista que se realiza a la periodista Noemí López Trujillo sobre su libro de reciente publicación, El viente vacío, y su respuesta a la pregunta sobre la relación entre maternidad biológica y crisis climática, a lo que responde, principalmente:


¿De verdad el hecho de que nosotras no tengamos hijos va a revertir el cambio climático? Es una cuestión de reparto de recursos, pero al final desde la izquierda- que son las que difunden estos planteamientos- siempre estamos señalándonos entre nosotros, en lugar de señalar hacia arriba

Para solucionar los problemas hay que fijarse en sus causas. Obviamente el cambio climático no es reversible, sólo mitigable, pero ése y la mayoría de los problemas medioambientales que sufrimos tienen unas causas claras: somos mucha gente y consumimos mucho.

El mayor problema que tiene nuestro planeta es la explosión demográfica que vivimos desde hace décadas. No hay para tanta gente -mucho menos si nuestro consumo es cada vez más desaforado- y la cuestión no es, como se ha establecido como máxima, un problema de reparto, porque no hay pastel para tanta gente y las porciones tienen que ir, necesariamente, empequeñeciendo -otra cosa es que, además, estén mal repartidas.

Ese consumo desaforado no lo llevan a cabo sólo las élites o un reducido porcentaje de personas -aunque éstas tengan un mayor consumo per cápita- sino cada habitante de este planeta. También es obvio que los pobres consumen muchísimo menos pero es una gran masa -cientos de millones de personas en los países desarrollados y en vías de desarrollo- los que consumen energía, carne, usan el coche, producen residuos, etc. etc.

Por resumir esta trilogía, si no queremos ver las cosas como son, si nos atrincheramos en que los ricos son los malos y la mayoría sólo sufre sus consecuencias, en que es el sistema económico el único culpable y no asume cada cual su responsabilidad y su culpa y sus grandes posibilidades de cambiar lo que pasa... no cambiaremos nada.

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