Si hace unos días hablaba de cómo cotizan los riesgos climáticos a la hora de invertir -y querer ganar- dinero, hoy me detengo en una constante de los últimos tiempos: cómo lo verde, lo ecológico es cada vez más un valor económico al alza.
Lo hago al ver esta ristra de titulares y noticias en la web económica invertia.com:
La inversión sostenible "reverdece" con la Cumbre del Clima y el pacto PSOE-Podemos
Los activos bajo gestión con la etiqueta sostenible han superado ya los 200.000 millones en España
Desde el abrazo entre Sánchez e Iglesias, la subida es del 16,5% para Grenergy, del 4,4% para Audax Renovables y del 3,6% para Greenalia
Este mismo lunes se ha conocido que los bonistas de Audax han aprobado por unanimidad la conversión en bonos verdes de dos emisiones de renta fija que suman 70 y 65 millones de euros, respectivamente
Todo esto, que se vislumbraba hace muy poco, cuando escribía el libro, es ahora mismo una realidad desatada.
Cada vez resulta más insostenible -precisamente- el argumento de que la protección del medio ambiente va contra la economía, el desarrollo, el empleo, etc. y nos podemos explicar el porqué de cosas extrañas -verbigracia: traerse corriendo la Cumbre del Clima a Madrid.
Qué pena que todo esto no haya ocurrido antes, cuando se destruía la naturaleza gratuitamente a la par que se creaba ruina económica... ¡Cuánto de todo nos hubiéramos ahorrado si los "listos" de ahora no hubieran sido tan tontos entonces!
Pero, una vez más, que nadie se engañe. Si el dinero va a ir a "lo verde" únicamente por beneficio, por "nichos de mercado", por ganar por ganar -la clave del desastre ecológico- estaremos dándole vueltas a la misma noria sin agua.
Los ecologistas ya no serán perroflautas sino lobos de Wall Street; ese será el único cambio.