domingo, 16 de febrero de 2020

Apuntes para un libro vivo. Ciudades humanas

Es domingo por la mañana. He dado un paseo haciendo el recorrido habitual, me he vuelto a sorprender una semana más: paso por una calle muy ancha -podrían estar aparcados coches a ambos lados y haber circulación holgadamente en ambos sentidos. 
A un lado hay urbanizaciones, al otro, un extenso recinto cerrado donde una vez al año se celebra durante una semana una gran feria agroganadera y el resto del año algunas ferias menores de fin de semana. Por esto último vienen bien esas anchuras, quizá durante 15 días al año. Es raro ver aparcado algún coche en esa calle -en las urbanizaciones disponen de aparcamiento y en la otra acera no vive nadie, claro.
El caso es que en toda esa ancha y larga calle no hay ni un solo árbol y la circulación es irrelevante el resto de los días del año.
El paseo dominical que cuento pronto será complicado: el Sol caerá de plano, sin casi refugio posible. Las propias casas de las urbanizaciones sufrirán el inclemente Sol de
esta tierra y el calor.
¿Qué tal una calle menos ancha y, en cambio, unas aceras un poco más anchas donde plantar árboles de hoja caduca que den sombra, purifiquen el aire, retengan y produzcan humedad -algo tan necesario en este secarral-, suavicen el clima y todas esas cosas que hacen los árboles?

Este largo prólogo es uno de los miles de ejemplos que podemos encontrar de cómo las ciudades, los pueblos, los núcleos urbanos, en definitiva, creados, lógicamente, para que vivan las personas, se supeditan a la circulación de coches hasta en sus más mínimos detalles, esos coches que contaminan, que pueden crispar la existencia con sus ruidos, que circulan tantas veces innecesariamente -y que acaban con miles de vidas al año por su contaminación y enferman a muchísimas más personas.
Estamos en pleno "boom" del coche eléctrico, vendido como una solución final a uno de los problemas que producen los coches térmicos y hablar de la verdadera alternativa, ciudades humanas, para que vivan los humanos en las mejores condiciones posibles, suena a muchos utópico, pero es más bien realista, mientras que el coche eléctrico reconvierte el problema, como ya iremos viendo.
Mientras tanto, recomiendo este artículo, que ha provocado esta entrada.

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