domingo, 4 de octubre de 2020

Al hilo de... Lo que no quieras para ti

Tenemos a Europa como un ejemplo en defensa y protección del medio ambiente en un mundo en el que países poderosos -Estados Unidos, Rusia, China- dejan muchísimo que desear y muchos otros, desarrollándose o tratando de no hundirse, no tienen como prioridad esas necesidades.  Y sí, seguramente es así, como la tenemos por líder en los derechos humanos pero paga milmillonadas para que millones de refugiados sean guardados o disuadidos de venir aquí. Ser el líder en algo -más aún en este mundo de lerdos- no implica ser el mejor, sino el menos malo, y esto puede causar mucho daño. 

Europa, o la Unión Europea, legisla con frecuencia a favor de la protección medioambiental y de los derechos de su ciudadanía respecto a una vida más sana... pero se relaja de manera vergonzosa -y hasta criminal- cuando las consecuencias las sufren otros. Hay muchos ejemplos, pero acudo al más cercano en el tiempo: Greenpeace publicaba hace unas semanas cómo pesticidas prohibidos en nuestro continente... siguen siendo fabricados en nuestro continente. Lógicamente tienen unos mercados como objetivo: países con legislaciones laxas en ese sentido, o inexistentes, países donde viven personas que, de esa manera, quedarán expuestos al daño del que nuestra autoridades nos protegen con una legislación sabia.

Obviamente no hay ningún criterio científico para actuar así, sólo económico: aquí no se venden porque habrían una reacción ciudadana -o de organizaciones ciudadanas- contra ello... pero donde puede colar... ahí se las apañen. ¿Es esto peor que vender productos porque se cree, o se quiere creer, que no son dañinos? Posiblemente. La película Margin Call nos mostraba cómo un banco de inversión, conocedor de que sus productos financieros eran altamente tóxicos, se ponía a venderlos por todo el mundo antes de que los compradores se percataran, provocando una crisis mundial. Tiene más delito, sí, vender lo que tú no quieres, porque te puede envenenar o provocar enfermedades... o la muerte. Más aún cuando sabes que, seguramente, eso no preocupará más que a las afectadas... si se enteran.

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