Aunque nos hacía gracia, nuestra sociedad se parece mucho a aquel señor que, ante las noticias de grandes picos de contaminación en Madrid decía "¿dónde está la contaminación, dónde, que yo no la veo?". Y ahí seguimos, porque empresas, instituciones y hasta ecologistas nos hablan de energías limpias, hemos razonado que si un coche -como es eléctrico- no expulsa nada por el tubo de escape, lo de la polución o el agotamiento energético está solucionado y, como no dejan de ofrecernos paneles solares, estamos seguros de que se podrán construir hasta el infinito para seguir consumiendo igual. ¿Se nos puede acusar de no querer ver la realidad? Claro que la vemos, y las tecnologías y los que las manejan tapan la boca a tanto negro pájaro de mal agüero.
Hasta que nos topamos con alguna noticia -si queremos leerla, o leerla entera, o prestarle atención y no olvidarla a los pocos minutos- que nos descuadra nuestros planteamientos. ¿Cómo pensar que todas estas cosas de la informática, la internet, los aparatitos maravillosos que nos hacen la vida mas fácil, con los que ahorramos papel, desplazamientos y no sé cuántas cosas más consume barbaridades de energía? Total por un click aquí, un mensajito allí... Pero lo que nunca esperaríamos es que, además, todo ello consuma millones ¡millones! de litros de agua, esa que, parece que va en serio, se puede acabar...
META -sí, esto de facebook, donde tenemos tantos amigos y colgamos vídeos y nos echamos unas risas- va a montar un "hipercentro" en una zona donde el agua escasea y va a consumir millones de litro de agua -potable, por cierto, de la de beber, que si no, te mueres-. En principio la noticia es una maravilla para la zona, porque creará empleo -lo que no sabemos es cuánto ha destruido antes la venta electrónica o el trabajo automatizado- así que en nuestra realidad paralela, donde cualquier líquido prescindible vale muchísimo más que el agua, la noticia seguirá siendo buena mientras miremos a otra parte... y no se acabe el agua.
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