A quien ya haya leído el libro, u oído o leído alguna de las entrevistas que me han hecho a cuenta de éste, le resultará familiar la máxima que siempre repito: este libro aspira a ir más allá de la lectura personal e íntima que se suele realizar de un libro, a que se comparta, se comente, se debata sobre lo que cuenta y, ya sería el no va más, se llegue con él a conclusiones y hechos concretos.
Bueno, esa es una manera para mí de que un libro esté vivo aunque ya se haya leído.
Otra es que lo que cuenta, lo que propone, se vaya de alguna manera, actualizando. Especialmente un libro como éste, apoyado en mucha información y datos concretos se puede ir quedando anticuado, si bien muestra una serie de cuestiones que se mantienen en el tiempo.
Además, en el momento de escribirlo no incluí todo lo que hubiera querido, por no hacer interminable su confección y su lectura. Sin ir más lejos, hay un tema fundamental que no trata: la desertización.
Si a eso le sumamos que casi todos los días me encuentro con noticias o informaciones que complementan o corroboran lo escrito -y lo mismo algún día con alguna que le pueda hacer perder fuerza- hacer que este libro siga vivo, en cuanto a su contenido, es ir añadiéndole cosas, en una pequeña actualización permanente -no exhaustiva-
Serán unos Apuntes para un libro vivo que iré incluyendo en este blog para quien le pueda interesar.
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