domingo, 12 de agosto de 2018

Apuntes para un libro vivo. Abejas de alquiler

La presión de las grandes superficies hacia los productores para obtener mayores cantidades con las que compensar los bajos precios -que no siempre repercuten en el consumidor- y la propia agroganadería industrial que daña con sus métodos la biodiversidad en la que se asienta la producción alimentaria, llevan a situaciones como las que evidencian estas fotografías.

Los problemas para la polinización que acarrea la reducción del número de abejas -en buena parte por el uso de insecticidas como los neonicotinoides-, que en caso de ser total resultaría catastrófica, son especialmente graves en cultivos como el melón, las judías, el girasol, los almendros, etc. que dependen completamente de ellas. Por ello, en zonas de gran producción de melones y sandías, como algunas de la comarca de La Mancha, empieza a no ser raro alquilar colmenas durante la campaña, para compensar lo que la naturaleza no puede dar.


Además, como se puede comprobar con una sencilla búsqueda en internet, comienza a ser una práctica, un negocio, en general el alquiler de colmenas para polinizar todo tipo de cultivos que necesitan de esta especie en declive para salir adelante.

Una vez más se comprueba que las consecuencias del deterioro medioambiental no son algo por venir, sino que poco a poco -en el mejor de los casos- nos van atrapando en círculos viciosos -utilizar químicos para la producción agrícola que reducen la polinización natural y obligan a prácticas artificiales para poder seguir produciendo- que nos llevan a una cada vez mayor dependencia de métodos costosos y muchas veces dañinos.

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