Insistir, casi cansinamente, en que las energías renovables y limpias no son ni renovables ni limpias no es hacerle un flaco favor a este tipo de energías y facilitar el mantenimiento de las fósiles y otras "sucísimas", sino aclarar conceptos para que el cambio imprescindible se desarrolle pero se desarrolle sin las falacias y manipulaciones a las que nos tienen acostumbradas quienes se empeñan en su beneficio personal y la ruina general.
Un buen ejemplo es el estudio de la fuente utilizada para esta entrada, que relaciona claramente el aumento del precio de la plata con el aumento de la fabricación de paneles solares, porque, aunque se estudian otras alterativas, funcionan mucho mejor con plata, mineral finito y cuya extracción es necesariamente contaminante.
A día de hoy el 6,1% del coste de los paneles solares -que ha descendido un 80% en pocos años- corresponde a la plata -que se utiliza por su alta conductividad y hacer buen contacto con el silicio- y si bien cada vez es necesaria una cantidad menor del mineral en los nuevos paneles y éstos cada vez son más eficientes, no deja de representar un riesgo el alza de su precio para el desarrollo de estas energías.
Y, desde luego, es una muestra más de que no podemos fiarlo todo a producir más y más energía, aunque sea a partir de fuentes renovables, sino a ahorrarla y hacerla más eficiente.
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