domingo, 25 de agosto de 2019

Apuntes para un libro vivo. Incendio global

Uno de los motivos por los que proteger el medio ambiente es crucial y uno de los argumentos más difíciles de entender por mucha gente es que las consecuencias de su deterioro acaban siendo globales. No hay hechos ni aislados ni pequeños cuando una especie desaparece, cuando en el Ártico las temperaturas son inusualmente altas o unas pequeñas almejas llegan pegadas al casco de un barco.

Estos días lo son -siempre dentro de un orden, siempre en un rango de atención menor- de incendios descomunales en muchas partes del planeta, incendios que venían ocurriendo sin que nadie supiera nada -Siberia, la Amazonía- y, de pronto, saltan a la palestra con la intensidad que merecen. Aún así, hay más todavía que pasan desapercibidos -siempre ha habido clases- como en el Congo o en Indonesia.
Por supuesto, habría que preguntarse e investigar -soñar es libre- cuánto de intencionalidad hay en ellos -especialmente en la Amazonía brasileña... fácil de imaginar- y la destrucción que están acarreando creo que escapa a nuestra imaginación pero... ¿y después? ¿Y, en otros sitios?

Vemos imágenes por satélite de las inmensas humaredas que se mueven por el planeta a la par que también inmensas cantidades de CO2 -ese que tratamos de reducir a toda costa- se han liberado.
Un ejemplo recurrente de cómo funciona el mundo está en la relación, con miles de kilómetros y mar de por medio, entre el Sáhara y la Amazonía -las selvas amazónicas no serían como son si no existiera el desierto del Sahara que las fertiliza con su polvo-. Y sirve para entender estas preguntas: ¿cómo influirá en el régimen de lluvias, vientos, en la temperatura toda la superficie que va a quedar desnuda, arrasada, en Brasil, Bolivia, Indonesia, el Congo, Angola, Siberia...? Y no
hablamos del próximo año, no sabemos ni de cuánto tiempo hablamos ni cuantas cosas más cambiarán en el clima y, al final, en nuestra vida cotidiana, por lo que está ocurriendo ahora. Seguramente nunca lo sabremos con certeza: cuántas vidas puede costar, cuántas enfermedades provocar, o sequías, o hambrunas...

Suena cursi cuando se habla de nuestro planeta como un hogar común... pero pocas cosas hay más ciertas y ese hogar está ardiendo por nuestra desidia, el cambio que estamos provocando y los intereses miserables de Estados, empresas y pequeños individuos elevados a la categoría de semidioses -de todo lo visible y lo invisible- por su ignorancia y la de los que los eligieron.

domingo, 18 de agosto de 2019

Al hilo de... Menos carne en la dieta, menos recursos consumidos

La reciente recomendación de la ONU de comer menos carne para reducir las emisiones de CO2, tardía pero necesaria, y que a tanta gente ha molestado -que hay  que proteger el medio ambiente pero que no me quiten mi chuletón, que si en él no soy nadie- no es sólo una cuestión de reducción de emisiones de Gases de Efecto Invernadero -no sólo, ni mucho menos, CO2- sino que afecta al agotamiento de recursos naturales, a la desertización, etc. etc.

Pero no es eso de lo que voy a hablar ahora.
En alguna presentación del libro, en alguna charla, en conversaciones o cosas que se oyen, suelo escuchar éso de "sí, vamos a comer menos carne, pero entonces habrá que producir más alimentos, utilizar más abonos, más tierra cultivable, más agua..."
Olvidamos, al pensar ésto, que la carne se produce con animales que comen inmensas cantidades de alimentos -soja, cebada, etc.- que igualmente necesitan para ser producidas abonos, suelos, agua... 
El cambio de carne por una dieta más vegetariana -o completamente vegetariana... ¿por qué no?- dedicaría recursos a que nos alimentáramos sin la intermediación de vacas, cerdos o pollos, de manera que obtendríamos las mismas proteínas con un menor consumo de recursos.


en relación a ésto, publica un estudio comparativo, en cuanto al consumo de agua, entre la dieta habitual -saturada de carne-, la vegetariana -más bien ovolactovegetariana- y la vegana.



Las cifras lo dicen todo: 
para completar la ingesta habitual de calorías necesitamos 4.480 litros diarios comiendo carne, 2.830 litros si comemos vegetales y también huevos y lácteos, y 2.380 litros si solamente comemos vegetales.
Pero, claro, no todas las carnes necesitan la misma cantidad de agua para su producción: la carne de vaca necesita, en la misma comparación, 3,5 veces más agua que la de pollo.
No sólo se trata de emitir menos CO2; menos carne en la dieta preserva recursos naturales para los que estamos y los que vendrán.

jueves, 15 de agosto de 2019

Apuntes para un libro vivo. El principio de Hanlon, la política y el cambio climático

Sabemos que, no ya para ser político, sino tan siquiera para ejercer un cargo político, no hace falta ningún tipo de conocimientos. Cualquiera vale, si lo votan. Es lo que tiene la democracia.
No obstante, cualquier partido político que se precie procura que sus representantes tengan formación o conocimientos sobre aquello que tienen que decidir o ejecutar, o simplemente opinar... Salvo si hablamos de medio ambiente algo sobre lo que, como el fútbol, todo el mundo sabe, todo el mundo opina.

Siguiendo, tal vez, el desafortunado ejemplo de Donald Trump, en nuestro país cada vez son más los políticos que se aventuran a opinar y, peor aún, decidir, sobre temas medioambientales y, en especial, el cambio climático.
Lo hacen, casi siempre, sin saber o querer saber que recorren un campo de minas en el que la explosión nos puede mutilar a todos.

Ayer mismo Rocío Monasterio, en nombre del partido negacionista Vox, durante la sesión de investidura de la presidenta de la Comunidad de Madrid, decía:


Simple evidencia de lo que cree y de lo que se puede esperar del gobierno surgido tras la votación, que se apoya por completo en ese partido.
Sin salir de Madrid, su nuevo alcalde tardó unos minutos en tomar el poder y atacar una medida medioambiental y sanitaria fundamental, y seguramente tibia, como Madrid Central, aunque de momento le haya salido mal.
Antes, Mariano Rajoy utilizaba a un primo suyo biólogo para poner en duda el cambio climático...

No es cuestión de derecha o izquierda, por cierto, si bien cuanto más nos vamos moviendo desde la ultraderecha hacia la izquierda, mayor sensibilidad encontramos hacia las cuestiones medioambientales, aunque los hechos sean otra historia.
Pese a que todas esas declaraciones, todas esas decisiones, tienen mucho que ver con intereses económicos, a los cuales suelen representar muchos líderes políticos, no puedo dejar de creer que palabras como las de Rocío Monasterio, tan preocupada por la familia y los niños, tienen que partir necesariamente de no tener ni pajolera idea de lo que está hablando ni de las consecuencias que tiene, de ser ignorante de cero patatero en cuestiones medioambientales si bien eso, a estas alturas, no la exculpa ni a ella ni a los demás ignorantes que ocupan el poder de las gravísimas consecuencias que tienen sus palabras y sus actos.

Recordemos el principio de Hanlon: 

domingo, 11 de agosto de 2019

Apuntes para un libro vivo. Estamos atrapados

Tanto tiempo de hacer cosas ignorando sus repercusiones nos han llevado -no nos están llevando- a una situación donde "ni pa trás ni pa lante". Donde las limitaciones nos rodean y las soluciones, como cuando nos mandan una medicina que nos arregla una cosa y nos complica otra, tienen siempre un matiz, un pero que las puede convertir en otro problema.

Carrefour, la cadena de hipermercados, se destaca por su "compromiso" medioambiental, tanto en una apuesta por la alimentación ecológica -que le debe de resultar muy rentable porque ha conseguido asociar lo "ecológico" a lo caro y explotar un mercado creciente- como por ideas para dañar lo menos posible a la naturaleza.
Hace ya un tiempo que propuso sustituir los tickets de papel que se entregan en la caja tras una compra por una aplicación de teléfono móvil. La medida reduciría en un 70% el papel que se utiliza... y aumentaría el consumo de energía al utilizar más aún los teléfonos móviles, cuya batería se gasta y hay que cargar. 
Ahora su propuesta es sustituir las bolsas de plástico donde meter la fruta que venden por mallas de algodón, que serían reutilizables.

Otro gesto loable, sin duda, y, desde luego, hay que aplaudir  a quien utiliza tiempo y esfuerzo en cambiar las cosas -con los mismos hábitos mantendremos los mismos errores- pero, de nuevo, choca con la realidad: que si arreglamos una cosa, quizá empeoremos otra... porque la medida supondrá una mayor producción de algodón -a pesar del carácter "reutilizable" de las bolsas- y producir algodón consume grandes cantidades de agua, productos químicos contaminantes -si no se hace de manera ecológica- y suelos fértiles.

Entonces, ¿en qué quedamos: seguimos igual y, en este caso, seguimos produciendo y consumiendo plásticos que salen del petróleo y son una basura indestructible durante años? No, claro, pero hace mucho que las soluciones dejaron de ser fáciles -aunque las hay y muchas- y nuestro círculo de actuación, de cambio, se estrecha.

domingo, 4 de agosto de 2019

Al hilo de... Guardianes de la naturaleza

No es la primera vez que lo comento en este blog ni será la última: la conversación del medio ambiente no puede ser una lucha aislada desligada de otras muchas. No podemos ser felices por utilizar prendas de algodón biológico si quienes trabajan en las plantaciones de algodón cobran sueldos de miseria, no podríamos estar satisfechos con un mundo con menos emisiones de CO2 si ese mundo está salpicado de guerras, no podemos dormir tranquilas si se ha conseguido un nuevo parque natural donde los elefantes están protegidos si el pueblo que vivía en el territorio que ocupa ha sido expulsado de allí previamente...

No podemos respetar el medio ambiente sin respetar a las personas, a los animales que no están en peligro de extinción... Precisamente los problemas medioambientales vienen de no respetar, de romper equilibrios, de primar a una parte sobre otra o sobre el todo.
Pero es más aún: si hablamos de conservar la naturaleza los pueblos que viven realmente en ella -los que menos culpa tienen en las barbaridades que le causamos, los que primero sufren las consecuencias de su degradación- son imprescindibles, porque desde siempre viven en y de ella, por ello la conservan, la mantienen, la protegen para ellos y para los que vendrán... como deberíamos estar haciendo el resto del mundo "civilizado"

De esto va la iniciativa de Survival, movimiento global por los pueblos indígenas, Guardianes de la naturaleza. Esos guardianes que habitan el 80% de las zonas con mayor biodiversidad del planeta, que son el auténtico freno contra monstruosos proyectos de deforestación, explotación minera... que se enfrentan, paradójicamente, a grandes organizaciones conservacionistas que, en muchos casos, han perdido el Norte de lo que es el conservacionismo.
Una iniciativa que ya dura años y que merece el apoyo de toda persona que se preocupa por el medio ambiente, la paz y los derechos humanos -de todos los humanos-




Hidrógeno verde, una revolución que cambia poco

La primera vez que escribí en Raíz y Rama fue en 2020 y lo hice sobre el coche eléctrico, entonces y ahora uno de los baluartes de la tra...