domingo, 26 de abril de 2020

Apuntes para un libro vivo. El triunfo de los plásticos

Llevamos hablando estas semanas -paralelamente al desastre sanitario y socioeconómico- de cielos limpios, canales cristalinos... y malos tiempos para el medio ambiente y, por lo tanto, la salud.
Pero de lo que podemos hablar con contundencia y seguridad, y sin acudir a ningún estudio o informe -que empieza a haberlos- es que esta pandemia va a aumentar exponencialmente la utilización de plásticos -y no de manera pasajera-, va a aumentar la contaminación que con ellos se produce y va a acabar con los pequeños avances que se habían obtenido en la concienciación sobre su consumo.

El plástico se han convertido estas semanas en un aliado, cuando no un amigo. Nos hemos aislado personalmente pero también queremos tener aislado todo lo que tocamos. Las cosas que compramos, cuanto más envueltas, mejor, y el plástico es el elemento ideal para envolverlas.
De ahora en adelante -no sabemos por cuantos meses, como mínimo- seguiremos protegiéndonos de un enemigo invisible con guantes, casi siempre de plástico: cada vez que pasemos a hacer una compra, nos pondremos guantes de plástico -como estamos haciendo-, satisfechos, por otra parte, de ir protegidos. Guantes que, al salir, tenemos que arrojar en un contenedor... ¿Dónde irá todo ese plástico? ¿Lo reciclará alguien? ¿Se pueden reciclar, suponiendo que pueden estar contaminados con un virus? ¿Irá todo a la basura, entre otras cosas porque es más fácil, y de ahí a la naturaleza, al mar o a los ríos?
No quiero dar ideas, pero es muy posible que los restaurantes y bares que hasta ahora utilizaban cubiertos, manteles y servilletas de "verdad" -no de plástico y papel- sean obligados por Ley y por Sanidad a utilizar desechables -que aumentarán el cubo de la basura junto a los restos de comida, ninguna duda me cabe.
En estos tiempos en que lo inmediato está por encima de todo lo demás, hasta el principal logro conseguido en los últimos tiempos sobre el uso y abuso de plásticos y los objetos de usar y tirar, se pone en duda: las bolsas reutilizables, que pueden llevar enganchado un virus, que habría que desinfectar cada vez...
A la par, inmensas cantidades de plástico se estarán utilizando en los embalajes que recorren medio mundo conteniendo "material sanitario". Y no sé cuanto más plástico formará parte de esos equipos protectores, casi siempre de usar y tirar, además de otros recursos, provenientes o no del petróleo utilizados para otro tipo de guantes, mascarillas, etc. etc., con previsible destino en convertirse en "basuraleza"

Es lo que toca, ¿no? Es una emergencia... dentro de otra mucho mayor a la que no se hace caso, como no se hizo a las advertencias sobre la aparición segura de una pandemia, a no mucho tardar, por parte institiuciones sanitarias -en varias ocasiones, y la última, la OMS hace un año- Era preferible, mientras se ninguneaba el problema del cambio climático, convertir en principal y único problema para nuestra sociedad el terrorismo islamista, con lo que recortar de a pocos nuestros derechos ciudadanos y disparar el comercio de armas.
Pese a esa vuelta atrás respecto al uso del plástico -con sus graves consecuencias medioambientales- y, posiblemente, muchísimo esfuerzo para nada, cierro con mensaje optimista: ese otro "Resistiré" de larguísimo recorrido -tantas veces única herramienta- para cambiar de nuevo las cosas, esta vez para bien. 

domingo, 19 de abril de 2020

Apuntes para un libro vivo. Los virus que nos trae maltratar al medio ambiente

Hace unas semanas traía a este blog una reseña sobre la directa relación entre pandemias como la que estamos sufriendo y la destrucción a la que sometemos al medio ambiente.

No es una cuestión anecdótica y va mucho más allá de tener o no tener razón en lo que se piensa. Simplemente estamos hablando de formas de evitar catástrofes como la actual, de, como trataba el libro, dejarnos ayudar por el medio ambiente, sencillamente protegiéndolo y respetándolo, para no enfangarnos como lo estamos haciendo con crisis sanitarias y socioeconómicas evitables.

Los virus no tienen patas, están muy tranquilos donde están y alguien o algo los tiene que sacar "a la luz"
En meses pasados la organización WWF publicaba una imagen suficientemente clara de cómo estamos "despertando" y trasladando a estos virus hasta nuestra misma cocina, y la tomo prestada para ilustrar esta entrada y ahorrar algunas explicaciones.
Si bien siempre ha habido epidemias y los virus han pasado a los humanos a través de los animales, el 70% de las enfermedades que han surgido en los últimos cuarenta años provienen de infecciones animales. Nos acercamos a los virus y ellos llegan a nosotros. ¿Por qué?

La desforestación y la pérdida de biodiversidad son capitales en este acercamiento. Destruimos bosques y selvas donde se encuentran estos virus o muy cerca de ellos y pasamos a ocupar esos territorios, con nuestras explotaciones agrícolas o ganaderas, o nuestros asentamientos urbanos. La Agencia de Desarrollo de Estados Unidos relaciona brotes de virus como el Zikah, Ébola y Nipah con el cambio de uso de la tierra. La disminución de la masa forestal acaba con barreras ante los reservorios naturales de esos virus y nos pone más cerca los hospedadores -animales intermedios- que nos pueden contagiar, además de obligar a las distintas especies a convivir en menor espacio, lo que puede deparar nuevos virus.
De la misma manera, nuestra tendencia a la simplificación con una reducción variedades de plantas y animales -con la imparable desaparición de especies- facilita la expansión de los virus, como la uniformidad de especies en un bosque facilita que el fuego se extienda en un incendio.

El cambio climático también es fundamental en esta expansión. De una parte el aumento en el número e intensidad  de "desastres naturales" destruye bosques y lo que contienen se trasladará hasta nosotros con las posteriores lluvias torrenciales e inundaciones. Por otra, la fusión de los hielos aflora virus desconocidos -28 virus desconocidos

domingo, 12 de abril de 2020

Apuntes para un libro vivo. El virus que desenmascaró a los mentirosos

Hablaba hace dos semanas de que venían malos tiempos -peores, por lo tanto- para el medio ambiente. Aunque las abrumadoras noticias sobre la pandemia parecen no dejar hueco a más información, va surgiendo otras que describen muy bien el futuro que nos puede esperar.
El Covid-19 representa, sin duda, esa ocasión que muchos -gobiernos, empresas, instituciones, personas- estaban esperando para frenar e, incluso, echar para atrás los logros medioambientales conseguidos.
Todos ellos, y es de lo que se trata ahora, salvo algunas excepciones que es fácil imaginar, han venido mostrando, desde hace años, "un firme compromiso en la defensa del medio ambiente y la naturaleza, la lucha contra el cambio climático y todos los bla, bla, bla, que se quieran"

Era la moda, era lo rentable. Invertir en publicidad "verde", crear imagen hasta "ecologista", ponerse -el cinismo no suele conocer límites- como ejemplo de protectores del medio ambiente o, casi casi, inventores de su defensa.
Luego se hacía lo que se quería, siempre con la máscara del ecologismo y "lo verde".
Pero este virus está tirando muchas de esas caretas al suelo y cada cual acaba mostrándose como es. Si la defensa de la naturaleza ofrecía dividendos, ahora puede ofrecer más su aparcamiento en pos de la recuperación mundial, de la lucha contra la crisis económica, el progreso humano y todos los bla, bla, bla que se quieran.

Estados Unidos, con más de medio millón de contagiados y 20.000 muertos en el momento de escribir ésto, que está ofreciendo una pésima imagen de lucha contra la pandemia -pese a haber dispuesto de mucho tiempo para aprender de errores ajenos- encuentra la fórmula mágica para sacar cabeza desbloqueando la construcción de un oleoducto -aunque fue prohibido en 2015 por su grave impacto medioambiental- para dar empleo y relanzar las economía -lo que ocurrirá, al parecer, sólo durante su construcción- .
La lucha contra el cambio climático, a la que prácticamente nadie en Europa se opone, puede esperar, según la industria automovilística -que, no obstante, seguirá vendiéndonos las maravillas ecológicas del coche eléctrico que también producirán- para relanzar el sector -resulta más sarcástico aún el patrocinio por parte de Reanult-Nissan de la Cumbre del Clima de París.
Veladamente o no, son también organizaciones políticas europeas, en este caso del lado derecho del panorama político, las que abogan por cambios en las políticas o los dineros medioambientales. Sin duda será difícil encontrar entre ellas muchas que no celebrarán el Acuerdo de París -si es que acaso no estuvieron en su firma.
Caen las caretas y se sigue abriendo un panorama que nos aboca a nuevos desastres sanitarios y socioecónomicos.

domingo, 5 de abril de 2020

Apuntes para un libro vivo. Cosas que sólo pasan en las películas

30 de marzo de 2002.
-¿Qué hiciste anoche?
-Pues estuve en el cine... ¿Sabes qué película vi? Pues una de éstas de ciencia ficción pero que pasaba dentro de poco... Era de esto del cambio climático... Que cada vez había más huracanes, inundaciones... Bueno, que cada vez eran peores. Y subía el nivel del mar y había grandes ciudades que se iban inundando. O llovía un montón o había sequías. Y en países pobres la gente huía hacia el norte y no se sabía qué hacer con tantos refugiados. Había guerras porque unos se enfrentaban con otros por las tierras fértiles. Todo estaba contaminado, había ciudades donde tenían que ir con mascarillas todo el tiempo... La verdad, me quedé preocupado.
-No te preocupes, eso no puede ocurrir; si fuera posible, ya harían algo para evitarlo. Esas cosas sólo pasan en las películas.

22 de febrero de 2019
-¿Qué hiciste anoche?
-Pues estuve en el cine... ¿Sabes qué película vi? Pues una que surgía un virus en China... pero de estos de la gripe, vamos, que te pasaba lo normal como cuando tienes la gripe, pero había gente que se moría. Y se contagiaba muy fácil y en unas semanas está por todo el mundo. Y hay tanta gente enferma, y tantos muertos, que prohíben salir a la calle en todas partes. Está todo el mundo en sus casas y en los hospitales no dan abasto. Fíjate, se quedan hasta sin mascarillas y tienen que amontonar los ataúdes en pabellones... ¿Te imaginas que pasara eso?
-No te preocupes, vaya cosas que ves, si pasara algo así lo controlarían enseguida, con lo avanzado que está todo. Esas cosas sólo pasan en las películas.

Hidrógeno verde, una revolución que cambia poco

La primera vez que escribí en Raíz y Rama fue en 2020 y lo hice sobre el coche eléctrico, entonces y ahora uno de los baluartes de la tra...