domingo, 19 de abril de 2020

Apuntes para un libro vivo. Los virus que nos trae maltratar al medio ambiente

Hace unas semanas traía a este blog una reseña sobre la directa relación entre pandemias como la que estamos sufriendo y la destrucción a la que sometemos al medio ambiente.

No es una cuestión anecdótica y va mucho más allá de tener o no tener razón en lo que se piensa. Simplemente estamos hablando de formas de evitar catástrofes como la actual, de, como trataba el libro, dejarnos ayudar por el medio ambiente, sencillamente protegiéndolo y respetándolo, para no enfangarnos como lo estamos haciendo con crisis sanitarias y socioeconómicas evitables.

Los virus no tienen patas, están muy tranquilos donde están y alguien o algo los tiene que sacar "a la luz"
En meses pasados la organización WWF publicaba una imagen suficientemente clara de cómo estamos "despertando" y trasladando a estos virus hasta nuestra misma cocina, y la tomo prestada para ilustrar esta entrada y ahorrar algunas explicaciones.
Si bien siempre ha habido epidemias y los virus han pasado a los humanos a través de los animales, el 70% de las enfermedades que han surgido en los últimos cuarenta años provienen de infecciones animales. Nos acercamos a los virus y ellos llegan a nosotros. ¿Por qué?

La desforestación y la pérdida de biodiversidad son capitales en este acercamiento. Destruimos bosques y selvas donde se encuentran estos virus o muy cerca de ellos y pasamos a ocupar esos territorios, con nuestras explotaciones agrícolas o ganaderas, o nuestros asentamientos urbanos. La Agencia de Desarrollo de Estados Unidos relaciona brotes de virus como el Zikah, Ébola y Nipah con el cambio de uso de la tierra. La disminución de la masa forestal acaba con barreras ante los reservorios naturales de esos virus y nos pone más cerca los hospedadores -animales intermedios- que nos pueden contagiar, además de obligar a las distintas especies a convivir en menor espacio, lo que puede deparar nuevos virus.
De la misma manera, nuestra tendencia a la simplificación con una reducción variedades de plantas y animales -con la imparable desaparición de especies- facilita la expansión de los virus, como la uniformidad de especies en un bosque facilita que el fuego se extienda en un incendio.

El cambio climático también es fundamental en esta expansión. De una parte el aumento en el número e intensidad  de "desastres naturales" destruye bosques y lo que contienen se trasladará hasta nosotros con las posteriores lluvias torrenciales e inundaciones. Por otra, la fusión de los hielos aflora virus desconocidos -28 virus desconocidos
para la ciencia se han encontrado en un glaciar tibetano- que en determinados casos pueden ser letales para nuestra especie.

El consumo exacerbado de carne y el tráfico de animales es otra causa de riesgo de zoonosis. La concentración en inmensas cantidades de animales domésticos en granjas y el contacto humano con ellos, junto al consumo de animales salvajes -el surgimiento del Covid-19 se relacionó con la transmisión del virus por parte de un murciélago (reservorio) a una pangolín (vector), consumido en China y a punto de desaparecer- serían los dos factores principales de estos contagios junto al creciente tráfico, casi siempre ilegal, de especies salvajes por todo el mundo para consumo exótico o simple capricho. Todo ello tras haber convertido a los animales en objetos de consumo: "Nuestra falta de respeto a los animales ha causado la pandemia de coronavirus", decía hacía muy poco la primatóloga Jane Goodal.

Por último facilitamos la movilidad de los contagios por virus con la globalización de producción y transporte de mercancías -millones de toneladas se mueven cada día a través del aire o los mares desde una punta a otra del planeta- y nuestro uso y abuso de los viajes -especialmente el contaminante tráfico aéreo-, lo que hace que cualquier virus se pueda extender a todo el globo en cuestión de días, como estamos viendo. La guinda es la explosión demográfica en la que nos encontramos y que nos hacina en megaurbes, como a los pollos en las granjas.

La degradación medioambiental está directamente relacionada con liberación y expansión de virus y sus terribles consecuencias. Esta vez no hablamos de nada que ocurra lejos de nuestras casas, que haya pasado o vaya a pasar, por lo que es más fácil que estas afirmaciones se escuchen. Más aún, se puede decir claramente que nuestra manera de consumir, producir, convivir, movernos... vivir, en definitiva, está directamente relacionada con lo que ocurre, que no es ni casualidad ni accidente. Necesitamos desforestar para producir todos los bienes, muchas veces de usar y tirar, que consumimos sin parar, y sobre lo que se asienta nuestra economía; los producimos lejos para que sean mucho más baratos para el consumidor y enriquezcan a grandes productores aunque, definitivamente, para quien lo quiera ver, el precio de todo ello es muchísimo mayor en todos los sentidos, incluido el económico.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Hidrógeno verde, una revolución que cambia poco

La primera vez que escribí en Raíz y Rama fue en 2020 y lo hice sobre el coche eléctrico, entonces y ahora uno de los baluartes de la tra...