domingo, 28 de junio de 2020

Al hilo de... Mascarillas, guantes... nuevos compañeros de los peces

Ya he hecho varias referencias en estas semanas al aumento exponencial del consumo de plásticos por la pandemia, así como a lo prescindible de algunos en determinados casos. Pero vuelvo a ello porque ellos -desechos en general: mascarillas, guantes, etc.- ya flotan de manera masiva en nuestras aguas. Es... la nueva normalidad.
Recurro por tercera semana a Greenpeace para apoyar el mensaje.

4 objetos de plástico que no necesitamos para protegernos del COVID-19, lo titulan, y copio, resumiendo:




GuantesLas autoridades sanitarias lo han dejado claro: las medidas más eficaces para protegerse del contagio son la distancia social y un buen lavado de manos frecuente…  los guantes su uso está oficialmente desaconsejado por dar una falsa sensación de seguridad.
Desechables: Los utensilios desechables (removedores, cubiertos, vasos, platos, monodosis de aceite, vinagre, sal, azúcar, tomate, salsas, pajitas…) que han vuelto a aparecer en bares y restaurantes, son absolutamente prescindibles como deja claro la declaración de personas expertas. El lavado en lavavajillas de los utensilios reutilizables es totalmente suficiente como medida de protección.
Toallitas húmedas: La venta de toallitas húmedas aumentó un 49% durante las primeras semanas de confinamiento. Las toallitas tampoco son necesarias para protegerse del virus y lo que nunca, nunca hay que hacer es tirarlas por el retrete porque, además de producir atascos, terminan directamente en nuestros cauces, ríos y mares.
Botellas de aguaEl agua embotellada es absolutamente prescindible en España, también durante una pandemia como la que estamos viviendo. El 99,5% del agua de abastecimiento en todo el territorio es potable y sanitariamente controlada, además de mucho más barata.

¿Y las mascarillas? Por supuesto que sí... pero busquemos alternativas reutilizables, siempre que cumplan las normas que dictan las autoridades sanitarias.

Y todo ello para que estas vergonzosas imágenes no sean más espesas aún:





domingo, 21 de junio de 2020

Al hilo de... A río revuelto, ganancia de contaminadores

Greenpeace acaba de publicar un informe titulado Dinero público, Dinero Fósil, que bien podía llamarse también como he titulado esta entrada porque son muchos los que están aprovechando esta crisis mundial para medrar, también para hacerse con dineros públicos -aunque defiendan a capa y espada la autorregulación del mercado... para los demás- y, desde luego, los negociantes de combustibles fósiles no hacen ningún asco a estas ayudas.

Ayudas que reciben pese a no ser, como refleja el informe, uno de los sectores más perjudicados por esta pandemia. De los 46.000 millones de euros que el Banco Central Europeo compró en bonos corporativos y letras de cambio, 7.000 de ellos corresponden a productoras europeas de petróleo o a eléctricas que queman combustibles fósiles para su producción. Gracias a ese dinero, 11,2 millones de toneladas de CO2 han salido hacia la atmósfera financiados públicamente. Algo que, por otra parte, no es nuevo.
Este apoyo público europeo en aras de reflotar la economía y el empleo -siempre bajo el paraguas de cumplir los compromisos de reducción de CO2, paradójicamente- se repite a nivel nacional en países miembros de la Unión Europea, tanto con ayudas económicas como rebaja de las medidas protectoras del medio ambiente -como en Andalucía o Grecia

No es nada nuevo que un problema grave se trate de arreglar con cargo al medio ambiente, que sigue pareciendo una fuente inacabable de recursos u obviando la gravísima crisis climática que nos aboca a una crisis muchísimo peor que la actual. No es nada nuevo que intereses particulares, que dañan a diario nuestras vidas, se lucren con lo público.
Y eso es lo más grave de todo... que no hay novedad. Que vuelve la normalidad.

domingo, 14 de junio de 2020

Al hilo de... ¿Qué tengo yo que ver con éso?

Es lo que puede decir cualquier turista alemán, holandés... o español si, mientras se come un solomillo en un restaurante frente al mar -cuando éso se pueda hacer o cuando se podía- le soltamos la tabarra de la Amazonía, la deforestación, los incendios, la biodiversidad... Como siempre digo, mientras no asumamos nuestra responsabilidad -y, ¿por quién no decirlo, que dá miedo, nuestra culpa?- en la destrucción del planeta y pensemos que son los demás los responsables -gobiernos, multinacionales, mercados- seguiremos dando vueltas a la rueda que conduce al desastre.

Greenpeace lo ha visto bien esta vez relacionando directamente la destrucción de la selva amazónica -y todas sus catastróficas consecuencias... sí, catastróficas- con los chuletones, solomillos y demás que consume el turismo en, por ejemplo, las Islas Canarias.
En una investigación que publica, al "calor" de la creciente deforestación amazónica -parecia haberse detenido, pero la animan dirigentes obtusos-, ésta está ligada a un proceso de blanqueo de ganadería ilegal, que se va blanqueando -ver imagen- sucesivamente hasta que no quede rastro en el plato del turista satisfecho.
Uno de los últimos pasos serán congeladoras importadoras de esa carne -especialmente en Canarias, de ahí el ejemplo- que, además, muestran orgullosas que abastecen a grandes cadenas hoteleras (Barceló, Iberostar, etc.) para que disfrutemos de nuestro merecido descanso aunque en los inicios del disfrute haya indígenas expulsados salvajemente de sus tierras o efectos devastadores para el clima y la salud que sufriremos más temprano que tarde.

El trabajo de Greenpeace nos pone en el centro del problema... y de la solución porque en esta sociedad consumista, el consumo es un arma de doble filo y el consumidor, el final de la cadena destructiva y el principio de la solución real.

domingo, 7 de junio de 2020

Al hilo de... Y ahora toca la recuperación

O éso pensamos, queriendo creer que el virus está controlado y que la crisis sanitaria se está acabando, y como si de cualquier otra crisis económica se tratara, aunque peor, toca salir de ella como de otra cualquiera... ¿haciendo lo mismo de siempre?
Corremos el riesgo de repetir errores, buscando volver a la normalidad, obviando que esa normalidad es la que nos lleva, una veces por una cosa, otras por otra, a una crisis recurrente en la que pierden la mayoría de las personas, el medio ambiente y nuestro futuro en general en beneficio de los que siempre, vaya peor o mejor, se acaban quedando arriba.
Hay muchas voces que se alzan contra las manidas soluciones que no lo son para una recuperación económica: ladrillo, consumo desaforado -por no hablar del mantra de  economistas que deberían desempolvar sus ideas: sueldos bajos, despido fácil, debilitación de las protecciones sociales.

Las periodistas de Carro de combate son una voz plenamente autorizada a la hora de hablar de consumo, piedra angular de recuperaciones y desastres:

-Aunque pueda parecer todo lo contrario... es el momento de cambiar el modelo agroalimentario que no nos garantiza alimentos saludables, deforesta y nos acerca al próximo virus, además de condenarnos a la escasez y aumentar los efectos del cambio climático. No podemos salir de una a base de meternos en otra peor...
-Anhelamos la vuelta del turismo masivo, retomamos la apuesta por el ladrillo... cuando una economía realmente fuerte no puede apoyarse en sectores tan cambiantes o de corto recorrido que, además, van menguando los recursos medioambientales, de los que realmente vivimos.
-No podemos seguir obviando lo que somos y donde estamos, por condenarnos a una rueda de la que si se sale, es mal. Así dicen desde Ecologistas en Acción:

Somos parte de la naturaleza, somos la naturaleza y no podemos sobrevivir separados de ella. Cualquier cambio en el entramado de la vida de nuestro planeta nos influye como especie. Esto es algo que puede resultar evidente, pero que se ignora en muchos de los análisis que se están haciendo sobre la COVID-19 y sobre las soluciones que se están proponiendo". 


Desde Carro de combate, en la línea creciente de, sin abandonar la crítica y la denuncia de todo lo que hacemos mal, actuar positivamente, proponen un boicot positivo:



Hidrógeno verde, una revolución que cambia poco

La primera vez que escribí en Raíz y Rama fue en 2020 y lo hice sobre el coche eléctrico, entonces y ahora uno de los baluartes de la tra...