domingo, 2 de agosto de 2020

Apuntes para un libro vivo. Tantas razones para no comer carne -o comer mucha menos

Normalmente divido los motivos para no comer carne -o comer mucha, muchísima menos de la que comemos- en tres apartados: por salud, por el medio ambiente, por conciencia -siendo todas ellas igual de importantes, a nivel general.
La más controvertida seguramente es la de la de la salud, así que no voy a hablar de ella en este breve espacio. Sí, en cambio, traigo algunos nuevos datos o informaciones para que quien come carne -más o menos- se replantee dejar de hacerlo o reducir notablemente la cantidad.

Empezamos por los motivos que, incluso, pueden considerarse egoístas, porque van en nuestro propio beneficio: no finiquitar este planeta -curiosamente el único lugar que tenemos para vivir- empleando inmensos recursos finitos en producir carne cuya producción, por otra parte, emite grande emisiones de CO2.
Un dato: por si alguien no lo sabe, en nuestro planeta falta agua -2.100 millones de personas no disponían de agua potable en 2017- y las predicciones indican que esto no va a mejorar, sino todo lo contrario. En cambio es mayoritaria una dieta -la basada en carne, ver cuadro- que consume más de 15.000 litros de agua diarios para su mantenimiento mientras la ovolacteovegetariana no llega a los 4.500 y la vegana apenas pasa los 1.000.

Y si la anterior razón tenía su componente egoísta -que no siempre es malo-, ahora vamos a hablar de conciencia para evitar el consumo de carne: a primeros de junio, la directora de Publico.es junto a la presidenta del PACMA
documentaron mediante imágenes la realidad de las granjas de pollos, esa carne barata y "saludable" que lleva cada día al matadero a cerca de dos millones de individuos que viven cada vez menos días y durante éstos son tratados no como seres vivos, sino como un objeto que tiene que producir mucha carne al menor coste posible -engorde artificial, inmovilización, hacinamiento... No nos puede sorprender la brutalidad de esas u otras imágenes porque sólo así se puede conseguir tanta carne barata. 
Antes de escandalizarnos con esas u otras imágenes de cómo viven y cómo se trata a estos u otros animales en las fábricas de carne que son las granjas, reflexionemos y, hagan la prueba: vean esas imágenes antes de comerse el celebrado chuletón o unos pots de pollo... a ver qué pasa.

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