Obsesionados con evitar que personas que huyen del hambre o la guerra puedan entrar en nuestro país, quienes en realidad se nos están colando sí son seres vivos peligrosos: las especies invasoras.
Animales y plantas que no están donde deberían y que desequilibran el medio natural con consecuencias, muchas veces, gravísimas para el medio ambiente, la salud o la economía.
Si bien sólo el 20% de estas especies son dañinas, como digo, su repercusión puede ser muy grave. Para saber más sobre ellas sin salir de este blog recomiendo, cómo no, el apartado al respecto de mi libro y dos artículos míos de hace unos años (I y II)
El último visitante que ha llegado para quedarse y que ya tiene en vilo al Delta del Ebro, un río especialmente poblado y castigado por estas especies -siluro, perca americana, lucio,mejillón cebra, etc.-, está considerado entre las peores especies invasoras y ya está por todo el mundo aunque su origen es Norteamérica: la rana toro.
De mayor tamaño que las ranas que conocemos, puede llegar pesar hasta 1 kg. y, como suele ocurrir con este tipo de especies, se adaptan fácilmente a diferentes tipos de hábitats, temperaturas y tipo de alimentación. Sus daños pueden ir desde cambiar la salinidad de los ríos, pasando por alterar la vegetación y hasta albergar hongos, bacterias y virus.
De nuevo, alterar la naturaleza no es sólo una cuestión de aficionados a los animalillos y las plantas si no que puede costarnos muchos disgustos y muchos millones la expansión de estas ranas pues, como alguien dijo, la mejor manera de combatir una especie invasora es evitando que entren... La rana toro ha saltado la valla.