Los libros... en los centros de enseñanza. I.E.S. Álvarez de Sotomayor

Para arreglar, o intentarlo, la que está cayendo y la que se nos viene encima mientras seguimos degradando el medio ambiente, es fundamental contar con la juventud. Explicarles lo que hay, ver lo que opinan; uno de los objetivos de la publicación del libro y de su difusión.

Como en el caso de las presentaciones en librerías y demás, no ha habido las ocasiones que yo hubiera querido de dar a conocer el libro en institutos o ante jóvenes... pero hoy ha sido una de ellas, y por duplicado, lo que es muy curioso por otra parte -decir dos veces seguidas, más o menos, las mismas cosas.

Ha vuelto a ser en Manzanares -¿nadie es profeta en su tierra?-, esta vez en el otro instituto, el I.E.S Pedro Álvarez de Sotomayor, con dos clases de chicas y chicos de 16 años.
La experiencia para mí ha sido muy positiva, con un "auditorio"  que ha estado atento y que, aunque ha costado, ha respondido a las preguntas que he ido haciendo para dejar claros conceptos como lo que es el medio ambiente, la relación que tiene con otras cuestiones fundamentales en nuestra vida, cómo es de grande el problema...
Y algunas de sus respuestas me han parecido muy atinadas... más que las que dan otra personas de más edad, por cierto.

Al final, como resumen, como propuesta para que reflexionen, algo que está muy claro: esta lucha por frenar o acabar con la degradación del planeta es, sobre todo, la suya, la de quienes tienen toda una vida por delante que se puede hacer muy complicada si no reaccionan ante la pasividad de gobiernos, organismos internacionales, empresas, la propia sociedad...
Como les he dicho, tienen un apoyo añadido: las protestas de jóvenes de todo el mundo defendiendo el clima y un claro referente: Greta Thunberg, una chica de su edad, con la cabeza mejor amueblada que muchísima gente de 40, 50 o 60 años, en la que fijarse y no quedarse viéndolas venir... porque vienen muy malas.

Apuntes para un libro vivo. Todo el daño que ha hecho el reciclaje

Quien haya leído el libro sabe que la cuestión está clara: la recogida selectiva de residuos y su posterior reciclaje tiene innumerables ventajas... frente a recoger todos los residuos juntos y acumularlos en vertederos de la misma manera. Pero no es una solución, sino la salida a lo que no se puede reducir más o reutilizar más veces.

No nos lo han vendido así. En parte por la necesidad que, cuando comenzó todo ésto, había de poner coto a la acumulación contaminante y derrochadora de residuos; en parte a que todavía andamos explicando porqué hay que reciclar, y que si ésto al contenedor amarillo y ésto al azul -gran concienciación, es cierto, pero con demasiada gente aún que no recicla o recicla mal.

Pero nos lo han vendido como lo más, como que recoger grandes cantidades de residuos era buena señal -hasta se han hecho campeonatos-... y, sin darnos cuenta, quizá, hemos interiorizado que se pueden utilizar muchos objetos, envoltorios, plásticos, botellas... porque luego lo reciclan.

Y no es así: hay muchos residuos que no se pueden reciclar, muchos otros sólo parcialmente o con un coste importante. Mientras, hemos aumentado desmesuradamente nuestro consumo de residuos de uno o muy pocos usos -no aporto datos porque es evidente: en el hogar cada vez se utilizan más materiales de celulosa, en la higiene, más desechables, en los supermercados cada vez está todo más envuelto, en sitios de comida o cafetería cada vez hay más platos, vasos, cubiertos de plástico, servilletas de papel, cada vez se compra más comida para llevar... para llevar en recipientes de plásticos... ¿sigo?

¿Tenemos que dejar de separar y reciclar residuos, entonces? No, qué locura, nos cubriría la m... en cuatro días. Pero tenemos que meter en la cabeza lo de reducir y reutilizar -casi ná- e imponer -sí, suena feo, pero es así- sistemas y normas que reduzcan los residuos y faciliten su reutilización -otro día hablamos de ellos.

Algunos enlaces sobre el asunto:

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Apuntes para un libro vivo. El único animal que tropieza mil veces en la misma piedra

Esta semana se conocía un dato medioambiental positivo y sorprendente sobre nuestro país: las emisiones de CO2 había descendido un 3% respecto al año anterior. 

Estamos acostumbradas a este tipo de noticias solamente cuando la economía va muy mal, cuando tenemos que recortar en los gastos domésticos y gastar menos electricidad o la actividad productiva va de capa caída... No era esta vez el caso.

No obstante -los ecologistas, siempre buscando lo negativo- escaldadas, hay que poner esta noticia en cuarentena y esperar quizá otras que maticen o que no hagan el dato tan brillante.

Pero al margen de esto conocía -porque la noticia tenía orígenes antiguos- algo que se viene fraguando, que hace bajar esa moral moderadamente subida con la noticia anterior y que trae negros nubarrones, no precisamente de lluvia.

¿Recordamos el boom inmobiliario, los insensatos e insostenibles macroproyectos de campos de golf en eriales, de miles de viviendas, de casinos en desiertos rodeados de lagunas artificales? ¿Toda aquella locura, tan cercana, que llevó entre unas cosas y otras a este país y a la mayoría de su gente a una terrible crisis económica?

Pues si lo recordamos, parece que sirve de muy poco porque se está fraguando, nada más y nada menos que... ¡Elysium City! 

Un nuevo intento de supercomplejo insostenible

Apuntes para un libro vivo. Plata para las "renovables"

Insistir, casi cansinamente, en que las energías renovables y limpias no son ni renovables ni limpias no es hacerle un flaco favor a este tipo de energías y facilitar el mantenimiento de las fósiles y otras "sucísimas", sino aclarar conceptos para que el cambio imprescindible se desarrolle pero se desarrolle sin las falacias y manipulaciones a las que nos tienen acostumbradas quienes se empeñan en su beneficio personal y la ruina general.

Un buen ejemplo es el estudio de la fuente utilizada para esta entrada, que relaciona claramente el aumento del precio de la plata con el aumento de la fabricación de paneles solares, porque, aunque se estudian otras alterativas, funcionan mucho mejor con plata, mineral finito y cuya extracción es necesariamente contaminante.

A día de hoy el 6,1% del coste de los paneles solares -que ha descendido un 80% en pocos años- corresponde a la plata -que se utiliza por su alta conductividad y hacer buen contacto con el silicio- y si bien cada vez es necesaria una cantidad menor del mineral en los nuevos paneles y éstos cada vez son más eficientes, no deja de representar un riesgo el alza de su precio para el desarrollo de estas energías.

Y, desde luego, es una muestra más de que no podemos fiarlo todo a producir más y más energía, aunque sea a partir de fuentes renovables, sino a ahorrarla y hacerla más eficiente. 

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Apuntes para un libro vivo. El porqué de no creerse nada

No pierdo ocasión, las pocas veces que puedo -una presentación del libro, una entrevista- de repetir que no hay que fiarse de las grandes cumbres climáticas, de sus grandes acuerdos y de las celebraciones de mandatarios encantados de salvar al mundo.

Son muchos años y muchas cumbres y muchos acuerdos inconcretos que se dejan para la siguiente cumbre -y así hasta el infinito- y acuerdos concretos que se diluyen, incumplen o retrasan.

La reflexión suele ser la misma: sí, son necesarias leyes, acuerdos internacionales... pero no podemos fiarlo todo a ello, ni mucho menos, si no empujar continuamente a quien tiene que tomar las decisiones para que no se duerman y supervisar cada uno de sus movimientos para que no nos den gato por liebre.

El 1 de abril los gobiernos de la Unión Europea tenían que presentar ante ésta sus planes contra la contaminación atmosférica, esa "nimiedad" para muchos que acaba con la vida de cientos de miles de personas en Europa... Nuestro país aún anda con los trámites -el 9 de abril salió a información pública y se pueden presentar alegaciones hasta el 10 de mayo...- Aquí se le echa la culpa a la completa pasividad al respecto del anterior gobierno... 

¿Será cierto? Porque de 28 países sólo 13 han cumplido el plazo.

Cientos de miles de muertes...

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